DIARIOJUNIO: ¿Te sorprendió el llamado y la propuesta de parte del ejecutivo municipal para que seas el nuevo director de la radio pública?
Gustavo Guaglianone: Sí, claro que me sorprendió. Y tengo que decir que, en primer término, me había hablado Alberto (Armanazqui). Yo lo había llamado por una cuestión publicitaria, creo, y me dijo: “Justo tenía que hablar con vos. ¿Estás en tu casa?” Me plantea que había surgido mi nombre en una charla con Alfredo (Francolini): “Queremos que seas el nuevo director de la radio pública”. Yo les pedí tiempo para pensarlo y analizarlo. Después nos reunimos y les planteé lo que yo veía. De entrada, coincidimos cuando me dijeron: “Nosotros no queremos una radio partidaria.” Bueno, arrancamos bien. Eso no significa que no tenga contenido político, fundamental también. La radio pública es una radio que debe tener contenido político, pero debe aportar valores artísticos, simbólicos y culturales que puedan llegar a ese costado emocional de la población. Sobre todo, debe tener contenido local: Hay muchas cosas que vivimos, que pensamos acá, nuestras historias, que tenemos que ponerlas en valor en la radio.
DJ: ¿Hubo sorpresa también de tu parte al tratarse que sos un comunicador poco ligado al peronismo que es el partido gobernante en la ciudad? Es más, has sido por momentos muy crítico de las gestiones oficialistas.
GG: Siempre fui crítico, pero siempre pensando desde las mayorías. Aunque uno se pueda equivocar o quedar sin querer entrampado en una minoría, nunca mi pensamiento y mis intenciones estuvieron desligados de las mayorías. De hecho, tuve momentos claves donde no tuve ningún tipo de pruritos de trabajar, codo a codo, con sectores del justicialismo; como cuando fue el intento de privatización de la represa de Salto Grande en los años noventas, por ejemplo. Con Hernán Orduna y el propio Gustavo Bordet compartíamos reuniones y cenas pensando y hablando de cómo frenar ese ataque privatizador. Mirando en retrospectiva, sé que me he equivocado, que pude haber tenido lecturas políticas equívocas en momentos pasados.
DJ: ¿Cuál era tu percepción, tu concepto de la radio desde afuera, como oyente?
GG: La escuché poco. Conocía el programa de Laura (Terenzano), de Marcelo (Maffey). En realidad, mis trabajos en la docencia hacían que, durante el tiempo que me quedaba libre, tuviera que dedicarme a mis propios programas. No por otra razón. No era que no escuchaba la radio pública y escuchaba otra.
DJ: En la reunión en la que te presentaste ante el staff de la radio como nuevo director algunos periodistas, referentes del medio que tomaron la palabra, señalaron que la vara había quedado alta…
GG: No puedo afirmarlo porque -como te dije- no podía escuchar la radio todo el tiempo, pero cuando veo la gente que está trabajando, desde los periodistas, técnicos, operadores, etc., no lo dudo. Si esta es la gente que ha estado trabajando en la radio, lo que se hizo debe haber sido bueno. También me sorprendió la actitud y la disposición del personal de la radio. Me imaginaba un proceso más dificultoso para poder hacer entender lo que yo pretendo. Por ahí, los que somos obsesivos con estos temas de la calidad, la prolijidad y la estética, pensamos que lo que nos gusta a nosotros le tendría que gustar a todo el mundo, pero no es así. Yo me imaginaba todo un proceso para lograr eso, pero en realidad me ahorraron mucho tiempo porque rápidamente hubo actitudes de acompañar y devoluciones de propuestas para enriquecer el contenido de la radio.
DJ: ¿Por qué tomaste la decisión de no hacer, por el momento, un programa propio en la radio pública?
GG: Porque ahora me quiero dedicar a toda la programación. No quiero concentrar energía en lo mío sino aportar mi perfil a toda la radio, desde el programa que sale el domingo a las once de la noche al que inicia a las seis de la mañana del lunes. Colaborar con cada uno en la artística, en la técnica, en proponer ideas nuevas. Considero que primero debo abocarme a ese proceso. Después tendremos tiempo para hacer un programa.
DJ: Te hacés cargo de la dirección de una radio que tiene una audiencia muy importante, participativa, interesada en los asuntos de la ciudad y en el debate político, una radio con periodistas con estudio, trayectoria, que tienen opinión, ¿cómo pensás hacer para que –como te dijeron desde el ejecutivo municipal- no sea percibida como una “radio partidaria”?
GG: Mirá, cuando el aire de la radio se vaya poblando y enriqueciendo, cuando vayamos incorporando nuevas propuestas y sorprendiendo a la audiencia con todas las herramientas que la radio permite: las palabras, la música, los sonidos y el silencio, ese mote o prejuicio sobre que se trata de una radio partidaria se va a ir diluyendo. Pero igual me parece bárbaro que haya una audiencia interesada y politizada y creo que eso hay que ampliarlo para que cada vez más ciudadanos tengan conciencia de la importancia de discutir los temas de la ciudad, pero sin descalificar.
DJ: ¿Sobre la línea editorial qué podés decir?
GG: Quiero una radio que apuntale una propuesta humana, pensada para las mayorías. Que estimule a la audiencia, que explote lo mejor de nosotros, que promueva debates y busque proponer problemas y soluciones también. Que muestre, como se demostró durante la pandemia, que el estado es importante, que nos cuida, que es el que puede poner equilibrio ante las inequidades. El estado es también clave en información necesaria y útil para la ciudadanía. Respecto a las opiniones, serán respetadas y valoradas todas mientras tengan argumentos. Decir lo que se piensa, pensando lo que se dice. Ahora, sabiendo que estamos en una radio pública, por su historia, por la conformación misma desde el estado, tenemos una responsabilidad mayor a la hora de comunicar. Los que me conocen saben cómo trabajo. Los que están en esto ya me conocen. Yo el único límite que tengo son los anónimos y la descalificación. En eso siempre fui muy cerrado. No admito que cualquiera pueda decir cualquier cosa. Eso no es libertad de expresión.