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Gran concurrencia de productores en la I Jornada de Cítricos y Arándanos desarrollada en la FeCiER

Los temas abordados giraron en torno a la aplicación de las Buenas Prácticas en Protección Vegetal, Tratamientos Fitosanitarios, Manejo y Prevención de Plagas.
La actividad se extendió desde las 9 y hasta las 18, y al decir de los organizadores “resultó todo un éxito”.
Uno de los disertantes fue el coordinador nacional de Buenas Prácticas Agrícolas del SENASA, ingeniero Eduardo Cosenzo, quien explicó que “esta I Jornada apuntó fundamentalmente a la difusión de este concepto de las GAP (N. del R.: sigla en inglés de Buenas Prácticas Agrícolas) que está referenciado a obtener productos de calidad y en un ámbito de conservación de los recursos naturales que hacen al medio ambiente rural, y principalmente tratando de dar confiabilidad a los alimentos y seguridad al trabajador rural”, indicó.
Cosenzo señaló que las “BPA tienen aplicación parcial en el ámbito de la exportación porque hay una franja de grandes productores que aún no adoptó esta temática; y en cuanto a los productores que trabajan para el mercado interno la aplicación es realmente muy baja”, reconoció.
Según Cosenzo esta situación se plantea “porque todavía no es obligatoria la aplicación en el país, pero en breve la necesidad de mejorar la seguridad alimentaria nos va a llevar a una etapa gradual de aplicación de las BPA”, anticipó.
“Con esta decisión –continuó Cosenzo– vamos a lograr que se audite la calidad integral del alimento que está dada por su inocuidad y por sus cualidades favorables a la salud en cuanto a calidad alimenticia”, graficó.
La aplicación de las BPA reporta una serie de comprobadas ventajas para el productor. “Le significa tener un producto competitivo y no incurrir en los denominados costos ocultos, por ejemplo el mal uso de plaguicidas a partir de la aplicación en exceso, lo cual deriva en el desaprovechamiento de todos los ‘socios’ que ofrece la naturaleza en el ambiente rural, y que son aquellos organismos benéficos que hacen un control biológico por parasitismo o por predación”, comentó Cosenzo.
En función de ello, “uno de los pilares de las BPA es el manejo integrado de plagas, es decir la utilización de agroquímicos pero con las dosis recomendadas y con asesoramiento técnico, para que el impacto ambiental sea el menor posible y por otra parte mantener así la población de organismos benéficos como ‘socia’ de la producción”, agregó por último el funcionario del SENASA.

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