Si esto es así para los hechos violentos cuanto más debe serlo para los hechos cívicos, donde la democracia es la herramienta y la república el régimen que nos ampara, al menos esa es la pretensión de muchos de los que habitamos el suelo entrerriano.
Pero parece que esta Provincia se está desprendiendo ya no sólo del país sino hasta del mundo. Los hechos ocurridos post elecciones que tuvieron por protagonistas al Gobernador de esta Provincia y a una legisladora nacional contra el abogado Rubén Pagliotto, nos muestran que no por pasar por la Universidad la gente aprueba los exámenes para la vida en comunidad.
El primer hecho denigrante contra la sociedad toda es que un miembro del máximo poder judicial se dedique, en los domingos de elecciones como mínimo, a realizar actos políticos, demostrando así que todos los que nos oponíamos a su designación, no estábamos equivocados. Hoy somos una vergüenza nacional y queda involucrado no sólo el poder político del Gobernador sino también la misma justicia que, supongo, debe tener su propio código para sancionar estas actitudes. Si así no ocurriese estamos ante la ausencia de una normativa que de mínima debería intentar implementarse con absoluta rapidez.
Haber defendido esta actitud de Castrillón, o la pasividad de otros, ya es toda una complicidad que deteriora al conjunto de las instituciones de la Constitución. Pero por si fuera poco están las palabras que después surgieron de dos representantes del pueblo que en un caso son de una flagrante contradicción y en la otra de un agravio, que por más triunfo y poder que se tenga deber ser dejado de lado cuando llegue el momento de las sanciones.
Romero y Busti
En el caso de la Diputada Nacional Romero, que se limita a acusar a Pagliotto de haber sido funcionario de Montiel, sólo quiero decirle a nuestra población que yo la conocí en la Casa Radical, en 1999, cuando era la dirigente que había ganado la interna en el Frepaso para acompañar a Sergio Montiel como Vicegobernadora. Formó parte de la Alianza y conformaba también sus grupos de estudios.
Lo verdadero es que no llegó a Vicegobernadora, cuestión que había ganado legítimamente, porque no se le ocurrió a quien sería luego su verdugo, el actual acusado por ella misma y que por lógica suena más a bronca personal que a cualquier otra cuestión. Y esto, sin duda, ha sido o es una carga emocional que lleva encima. Pero sin dudas también, debe ser dejado de lado ante este problema, no sólo por su cargo sino por la formación intelectual que la cubre.
Pero además es tan liviano el cargo sobre Pagliotto, haber sido funcionario del gobierno del que casi formó parte, que da vergüenza ajena que una Legisladora Nacional y abogada del actual Gobernador en su momento -según las acusaciones que hizo Montiel para desplazarla- haga justificación de los dichos de Busti por el sólo hecho del cargo que respetuosamente desempeñó Pagliotto.
En lo que hace al actual Gobernador, nadie le puede desconocer que ganó con amplitud y que no se puede hablar hacia él con resentimiento por un triunfo, pero sí se le debe exigir recato, amplitud, generosidad, tal como está escrito en los códigos que mencionáramos al comienzo, de un vencedor respecto de sus vencidos.
Y más todavía cuando nadie le hizo a él la imputación que sí se le hizo a Castrillon, quien es el verdadero causante de la calamidad que estamos viviendo en Entre Ríos, y que tanto el mismo transgresor desde la justicia como sus defensores, explican que todavía no puede acostumbrarse al cargo y por eso las imprudencias.
Por todo ello, en mi carácter de Diputado Nacional y al margen de situaciones electorales, es que me hago solidario con el Dr. Rubén Pagliotto en su denuncia, cuestión que ya he vivido en lo personal y ante la que he actuado con la misma decisión que él, e invito a quienes tienen obligaciones morales e institucionales en esta sociedad a que hagan lo mismo no para dañar a un Gobernador sino para salvaguardar las instituciones de la republica y ser dignos de vivir en sociedad”