Un botón sirve de muestra: todo el mundo ve la cooperativa trucha. El dueño del fraude intima con el poder, o es empleado del poder político que a su vez es títere de otros poderes. Así, el producto, un diario, es propaganda disfrazada de noticia. Los empleados, mal empleados, figuran como “asociados”, con la vista gorda de un poder que fomenta ese fraude.
Claro que el poder que impulsa cooperativas truchas en una provincia con Constitución cooperativista, es un poder cebado.
La farsa les conviene a casi todos. Se ve en Concordia, por caso. Allí, un par de diarios del gobierno constituyen modelos de connivencia. Y uno de ellos ha sido cooperativa trucha por años. La opinión pública concordiense se forma así con materia prima infectada, y en ese marco resiste un grupo de periodistas, resiste como debe, aún más de lo que puede.
El empleado del poder tiene a su vez empleados que figuran como asociados; y los empleados, mal que mal, cobran a fin de mes de la plata que el poder transfiere a su súbdito (dinero que le saca al pueblo para privarlo de periodismo). Por eso el poder esconde bajo siete llaves su presupuesto destinado a los medios.
Levantar la sábana
Todo funciona aceitado, hasta que un empleado corajudo se planta. Ahí se les afloja el vientre a los malevos.
Entonces empiezan a intervenir otros factores que no estaban en la agenda y menos en el enjuague (resquicios siempre quedan), y el empresario le llora a su amigo político para que lo saque del embrollo, y el político le llora al juez para que vea el modo de frenar, aplazar, morigerar.
La fiesta en trío debe de ser muy placentera o crea adicción. Jueces, políticos y empresarios de medios con poder. Al modo de algunos niños bien (bien pendencieros) de Paraná, juntarse entre diez para pegarle a uno les da una ilusión de valentía.
Es sabido que en Entre Ríos, para ser presidente del Superior Tribunal de Justicia, Fiscal de Estado, Titular de la Oficina Anticorrupción o presidente del Tribunal de Cuentas, es decir, para controlar al poder hay que ser amigo, socio o abogado del gobernador.
Ahora, la autocracia ya no sorprende y está lamentablemente bastante naturalizada, por más que sepamos que Emilio Castrillón es sólo la punta del iceberg. Lo que permanece un poco más oculto es el tercer integrante del trío: el propietario de los medios.
El coraje de Marcela
Algunos abogados locales suponen que desde diciembre de 2006, cualquiera que, ante un fallo adverso de una Cámara de la provincia lo cuestione por “absurdo” o por “arbitrario”, sin explicar mucho por qué, tendrá vía libre hacia la Corte Suprema de Justicia de la Nación. No habrá que dar muchos fundamentos, desde ahora, para pedir el recurso extraordinario, y tampoco para concederlo.
Flor de trabajo para la Corte: ¿quién no quiere otra chance, aunque sea para diferir pagos por ejemplo?
Esos abogados locales estiman que, desde esta nueva concepción, los jueces provinciales quedarán poco menos que pintados.
Sería tedioso enumerar aquí los casos en que el Superior Tribunal de Justicia aclaró las razones que permiten un recurso extraordinario. Allí deja (dejaba) en claro que, de no haber fundamentos muy bien explicitados y convincentes, el recurso debe quedar denegado.
Pero ante un caso particular, los abogados creen que los altos jueces cambiaron de parecer. Vayamos al grano: una periodista de Concordia, Marcela Gramaglia, tuvo el coraje de denunciar al director del diario El Sol, Luis Mazurier, y la justicia consideró en dos instancias que la cooperativa (Cotrapretel) del diario El Sol es un fraude, y que Gramaglia no era “asociada” sino empleada. Le dio la razón a la periodista. Dentro del panorama desolador, hubo jueces que se calzaron los pantalones.
Sin embargo, vocales del Superior Tribunal se encontraron con que Mazurier es amigo, socio o súbdito del gobernador, y de esto hay decenas de miles de testigos concordienses. Al punto que Mazurier, director del diario El Sol y del canal de cable Tele 5, fue designado a su vez por un decreto del gobernador al frente de la Comisión de Desarrollo de Salto Grande –Codesal-. Director de diario y tevé, y funcionario de alto presupuesto… rara mezcolanza.
Gramaglia puso la cara. Todos saldremos beneficiados porque está destapando la olla, y sus compañeros que por distintas razones (casi todas laborales) no pudieron actuar, lo harán luego como corresponde, como es su derecho y su deber.
Cuando el fallo quede firme, el resto de los empleados podrán reclamarle a Mazurier (y harían bien en exigirle al jefe de Mazurier), todos los años mal pagos por aquello del fraude que tanto defrauda a los trabajadores, al cooperativismo, al pueblo.
Favor con favor se paga
En la sentencia de cámara se pueden leer estas expresiones de los jueces: “El estudio de la causa me ha producido escozor, a la vez que pena… Resultan inexplicables las omisiones e irregularidades que se han perpetrado… Cotrapretel Ltda. representó sólo una apariencia de cooperativa que tendió en el caso, y fraude mediante, a intentar diluir en las apariencias un verdadero contrato de trabajo”.
Pero el poder más arriba siempre saca un as de la manga. El funcionario/empresario periodístico logró que una sala del Superior Tribunal le diera una tercera instancia, y le abriera la puerta para que el juicio viajara a la Corte. Los abogados consultados releen con asombro la anemia de este fallo.
Así, Mazurier siguió con su “cooperativa”, cumpliendo las funciones de propaganda que el poder le ha asignado; los trabajadores siguen explotados, el poder Ejecutivo y el Judicial se hacen guiños, el director del diario sigue siendo funcional por un lado y funcionario por otro, con pingüe presupuesto pero sin proyecto, como le señalaron días atrás los comerciantes e industriales locales. El “principado” (así bautizó la Codesal el colega Claudio Gastaldi), hace agua pero tiene quién lo mantenga a flote.
En tanto, la periodista que no agachó la cabeza espera que las porquerías se paguen un día, aunque sea lejano, y que el ejemplo cunda. Los jueces superiores no alcanzaron a ver lo que todo el mundo ve; los jueces que sí se animaron (José Alberto Irurueta, Sergio O. Gómez, Juan C. Ponce, Elbio B. Spinelli), se comen las uñas.
Ojalá los abogados que aún conservan la dignidad estudiaran este fallo, y emitieran una opinión en público. Si este periodista está equivocado será el primero en retractarse, pero la verdad, chinguean feo los argumentos que frenan la justicia y dejan hacer.
En el Día del Periodista, vaya el saludo a los periodistas que resisten. A los de alma y en especial aquellos que no tienen espacio, los cabezaduras que clausuran un valioso medio como Río Bravo, en Paraná, antes que negociar. A los jóvenes que se gradúan y encuentran sus sitios usurpados, asaltados por el poder. Marcela Gramaglia se multiplica por cientos en una provincia enferma de autocracia, su empaque es ejemplo para los jóvenes, y rinde homenaje al cooperativismo genuino.