Geuna subrayó que de la investigación surge que, “evidentemente, por las características de los mismos, los integrantes de éstas bandas, antes de realizar las transacciones, ya tenían la mercadería ubicada, en los negocios para venderla”.
Destacando de esta manera, que los delincuentes necesitaban de un comerciante cómplice para cerrar el negocio. “Si bien podían conseguir facturas truchas, todo aquel que compraba mercadería a un precio notablemente diferente al que estaba dispuesto en plaza, generalmente, sabía que ésta podía ser conseguida de una forma, inadecuada”.
Finalmente concluyó explicando que la policía debió realizar un enorme despliegue para localizar todos los puntos en donde se distribuían los mencionados productos, con la satisfacción de los resultados obtenidos hasta el momento y asegurando que seguirán con los mencionados procedimientos.