La versión dada por la propia fuerza represiva dice que “todo comenzó con una persecución” de dos policías en moto a seis jóvenes, también motorizados, que supuestamente iban “armados”. Los uniformados, según la siempre desconfiable versión policial, “se cruzaron con tres motos y cuando intentaron identificar a sus seis tripulantes, éstos escaparon hacia la zona de El Bajo”.
Los efectivos dicen que fue en medio de un “tiroteo” (iniciado por los propios menores) y que Francisco Burgos, de once años, recibió el impactó mortal. Lo que no explicó la misma versión es cómo el niño recibió el balazo en la nuca. Lo que sí se sabe, y no se desmintió, es que las balas que mataron a Burgos e hirieron al otro joven fueron disparadas por los policías que los iban persiguiendo desde el parque 9 de Julio. Los informes preliminares señalan que en el lugar del hecho se encontraron vainas servidas calibre 9 milímetros.
Fncisco Burgos llegó muerto al hospital Padilla de la capital tucumana. Allí también fue trasladado el otro joven, quien está fuera de peligro. La fiscal de turno, Adriana Giannoni, ordenó el secuestro de las armas reglamentarias utilizadas por los efectivos y dispuso que la investigación sea realizada por el Equipo Científico de Investigaciones Fiscales (ECIF).
Los dos policías implicados en el crimen del niño Burgos fueron interrogados en la mañana de este jueves pero se retiraron del Juzgado en total libertad. Sòlo sufrieron el secuestro de sus armas para ser peritadas en el marco de la investigación judicial. El menor que sobrevivió (con un tiro en la pierna) y su madre hablaron ante una cámara del diario La Gaceta.