«Aunque ahora coincidan en echarle la culpa a un par de delegados de la CARU, la realidad es que hasta hace pocos meses, el gobierno provincial y nacional sólo pedían al Uruguay que les permitiera monitorear la instalación de las papeleras. Muy tarde, recién en mayo de este año, empezaron a solicitar la relocalización de las plantas. La sobreactuación de distintos protagonistas responde a una convicción tardía o a un cálculo electoral. Mientras tanto, la expulsión de los actuales delegados Garín y Rojas –sin discutir el rol de ese organismo ni replantear su conformación– termina siendo un fusible para que todo siga igual». Esto fue lo que dijo El Miércoles en su edición del 3 de agosto de este mismo año.
Casi lo mismo expresó ahora, cuando se concretó esa expulsión, uno de los funcionarios mencionados, Armando Darío Garín, en una conferencia de prensa realizada este martes, Garín se mostró nervioso y circunspecto al iniciar, con bastante puntualidad, el encuentro con la prensa. Sobre la mesa del salón del Sindicato de la Alimentación de Concepción del Uruguay, esperaba a los cronistas de los distintos medios una montañita de carpetas prolijamente encuadernadas, conteniendo fotocopias de todos los documentos que muestran en qué consistió su accionar como delegado.
El flamante ex funcionario explicó los motivos de la conferencia de prensa, aseguró que se iba a circunscribir sólo a lo que pudiera documentar, y con una suerte de ayuda memoria, comenzó una extensa alocución en la que detalló cada paso dado a lo largo de su actuación en los 44 meses de permanencia en la CARU, adonde ingresó el 7 de marzo de 2002.
En varios momentos de esa larga declaración, leyó textualmente fragmentos de documentos oficiales, para sostener su línea argumental, que con otras palabras, básicamente reproduce lo que se decía en la nota titulada «El lastre», que fue tapa del semanario. Incluso algunos de los documentos que Garín leyó habían sido publicados en esa misma nota, en agosto de este año.
Pero además Garín calificó su salida como una cuestión política, del mismo rango que lo fue su llegada a ese cargo, y la atribuyó a las estrategias que diseña Busti, ya que nada hay de diferente entre su actuación con la de los restantes miembros de la delegación, que continuarán en sus sillones de la CARU.
Aunque primero dijo que no iba a hablar sobre su incremento patrimonial – que motivara la nota «Inmobiliaria Garín»– terminó haciéndolo, y arguyó que este semanario le endilgó propiedades que no le pertenecen a él, sino a su familia. Previsiblemente, no quiso revelar a cuánto ascendía su remuneración en el organismo, y sustentó su crecimiento económico en su actividad como abogado.
El ex funcionario Garín habló de todo : sólo cumplía órdenes
El flamante ex delegado en la CARU, Armando Darío Garín, dio una conferencia «para limpiar mi nombre y el de mi familia»: allí se defendió de las acusaciones de inacción ante las papeleras asegurando que siempre acató las instrucciones que recibió, incluso a pedido del propio Busti. Para sustentar su posición, citó documentos oficiales que se publicaron en este semanario meses atrás. Atribuyó su remoción a las estrategias de Busti y –aunque había dicho que no hablaría del tema– también se refirió a su notable crecimiento patrimonial.
Definiciones
«No estuvo nunca en el ámbito de la CARU decidir si estos emprendimientos generan un perjuicio sensible. Esto lo manejó la Cancillería, no hubo dictamen ni ningún informe de nuestra parte».
«Desde el inicio tuve conciencia de la gravedad del tema, por eso fuimos dejando constancia del reclamo de cumplimiento del artículo 7. Fuimos pidiendo informes a organismos públicos y privados de ambos estados, la mayoría con resultado negativo, todo lo informamos a la Cancillería y documentamos ».
«Mi ingreso fue fruto de un acuerdo político a fines del 2001 y mi salida es por un acuerdo político. Así de simple. Son las reglas de juego. No objeté y no cuestioné cuando me tocó ingresar, no me corresponde hacerlo ahora. Sólo les deseo éxito a los que me sustituyen y entiendo razonable que el movimiento ambientalista de Gualeguaychú pueda tener un delegado, ya que esa comunidad sufrirá las consecuencias de la probable instalación de las plantas».
«En toda la actuación de las papeleras nunca pasó por la Comisión una decisión favorable al funcionamiento de las plantas. ¡Es decir que no había razón ni motivos para que haya un premio o un incentivo!»
«Estoy tranquilo: actué siguiendo las instrucciones de Cancillería y del propio gobernador. La responsabilidad política de lo actuado en la CARU está en otro ámbito. No incumplí mi deber de funcionario, no cometí ninguna infracción. Mi salida obedece a causas políticas ajenas al proceso de las papeleras».
«Sólo el presidente de la delegación tiene voto, y es Roberto García Moritán, designado por Cancillería, le sigue en responsabilidad Héctor Rodríguez, designado por pedido de Busti. Ambos son las autoridades responsables del voto y fueron confirmadas en su cargo. Mi deducción es que no hay disconformidad ni de la Cancillería ni del gobierno de Entre Ríos con la actuación de la delegación».
«No entiendo las razones de Busti para hacer diferencias entre los delegados, a no ser que, en una jugada política, ya tenía pensado renovar sólo dos, y fue abriendo el camino para justificar por qué no pensaba pedir el reemplazo de Rodríguez. Porque si hubo una disconformidad con el accionar de los delegados, tendría que haber sido con todos y debería haber pedido, principalmente, el reemplazo del presidente y vice, por ser los de mayor responsabilidad».
La nota completa sale en la edición 189 del semanario El Miércoles