Armanazqui explicó que vienen trabajando en forma consensuada con los estudiantes que, en un principio, se encontraron con la negativa de las comparsas para la cesión de los galpones ubicados sobre calle Próspero Bovino. Ante esa situación, el municipio se ofreció a colaborar en el alquiler de galpones particulares. Pero una alternativa menos onerosa fue la posibilidad de ceder los antiguos depósitos cerealeros del ferrocarril ubicados a escaso metros del Corsodromo.
Para ello, se los debió desocupar ya que estaban bajo la órbita de las secretarias de Obras Públicas y de Servicios Públicos. Además de vaciarlos, los acondicionó colocándoles luz, se los fumigó y se colocaron cámaras para darles mayor seguridad a los estudiantes. El único problema es que el municipio exige un seguro de no menos de $ 6 millones ya que al lugar acudirían más de 2.000 alumnos.
Debido a que la cifra es muy elevada, se comenzó a conversar tratando de separar a los chicos que utilizan las herramientas, como soldadoras, de quienes no las manipulan. En consecuencia, se decidió realizar un seguro diferenciado de mayor cuantía para los primeros y de menor para los segundos. Pero Armanazqui pidió mucha responsabilidad a ECU (Estudiantes Concordienses Unidos) para que controlen que solo los estudiantes inscriptos utilicen las herramientas.
“Una vez que lleven las pólizas con esos seguros se firma el convenio que ECU se hace responsable y pueden ingresar a los galpones”, remarcó el funcionario.