No obstante la tardanza de llegar del calor, fundamental para que maduren las frutas y las lluvias que complicaron el final de la cosecha, la situación es diferente a la del año pasado. En 2208, el padrón era de 2580 y la dirección de Empleo había atendido a 4073 reclamantes que no habían sido incluidos.
Incluso, el 19 de diciembre 80 cosecheros fueron hasta la ruta nacional 14 y sólo se retiraron cuando llegó en helicóptero el ministro de Gobierno, Adán Bahl, y les prometió que iba a solucionar sus inconvenientes. “El año anterior lo que hubo fue un problema de precios. Había mucho producto pero no había precio porque el mercado mundial estaba absolutamente deprimido producto de la crisis financiero”, acotó el subsecretario.
Los reclamantes que no figuran en el padrón no pudieron acreditar ante el ministerio de Trabajo su labor como cosecheros. La repartición nacional obtiene los datos de las empresas y de los sindicatos como Uatre y de los Trabajadores de la Fruta solicita datos sobre sus afiliados. “Con todos estos datos construyó un padrón”, indicó Loggio.
Posteriormente, el programa pasa por un tamiz los datos obtenidos. Para ser beneficiario se requiere: tener más de 18 años, vivir en la provincia de Entre Ríos y tener como mínimo dos meses de actividad en el año. “El interés del Ministerio de Trabajo es fortalecer las posibilidades del trabajador zafrero porque no tiene la suficiente capacitación para tener otro tipo de trabajo mejor remunerado”, indicó Loggio.
La zafra comienza en los últimos días de febrero y los primeros de marzo para el citrus y finaliza en diciembre con el arándano. De ese período, el trabajador debe acreditar dos meses y, en su recibo de sueldo, la liquidación de un mínimo de $ 400. El funcionario explicó que la exigencia apunta a que los trabajadores obliguen a sus empleados a registrarlos en blanco.
De esa forma, a largo plazo, se estima que el programa logrará que los cosecheros obtengan el blanqueo de su actividad laboral. Para la temporada próxima, el subsecretario aseguró que el trabajador debe insistir para que se regularice su situación.
No obstante, Loggio admitió que es común los empleados pacten con sus patronales blanquear sólo una parte del salario. “Aceptan por unos pequeños pesos más por día este modo de relación laboral. Como decimos vulgarmente, eso es pan para hoy y hambre para mañana. Hoy pueden tener un peso más pero menos aportes jubilatorios y menos chances de entrar a un programa que le permite un ingreso cuando están parados”, indicó. Aunque en muchos casos los trabajadores no tienen otra opción.
En esos casos, prácticamente aceptan trabajar “casi en negro”. Las empresas de servicio apuntan a reducir al máximo posible los costos laborales para obtener un mayor rédito económico porque, a su vez, ellos estipulan un precio fijo con los propietarios de la quinta para cosechar la fruta. “Los trabajadores son el eslabón más débil”, admitió.