A metros de la estación de trenes de Ezeiza, sobre la transitada ruta 205 y a plena luz del día, tres hombres bajaron de una camioneta y secuestraron a Graciela Cañette para llevarla al infierno de la esclavitud sexual, con sede en Gualeguaychú.
“Un amigo de la familia de hace mucho tiempo me dijo que me había conseguido trabajo en una comparsa de Gualeguaychú, como costurera. Me citó acá para llevarme, pero nunca apareció. Cuando me iba, llegó una 4 x 4 negra con vidrios polarizados de donde bajaron tres personas”, relató Graciela en una entrevista realizada en 24con.
“Me subieron a la fuerza y me dieron de tomar algo que no se que tenía, pero que me durmió hasta llegar allá. Me desperté tirada en el piso, con una persona arriba mío, que después se fue. Estaba en una piecita de madera, con una cama. Un travesti de ahí me dijo que estaba en un prostíbulo de Gualeguaychú, Entre Ríos”, recordó la joven mujer, madre de tres hijos.
Respecto del lugar donde fue llevada, Cañette sólo pudo precisar que funcionaba un bar y pool en la planta baja con habitaciones en el primer piso.
El cautiverio
“Era horrible, nos tenían todo el día drogadas, maltratadas, quemadas. No nos daban de comer, ni siquiera agua. No te podés mover de tanta droga que te dan, no tenía fuerzas para levantarme. Y no podía dormir por pensar en mis hijos, en querer irme para estar con ellos y con mi familia”, relató.
En una entrevista concedida a diario La Nación, Cañette contó: «el día anterior a mi salida murió una de las chicas». Además agregó: «No sé por qué murió: supongo que por droga, golpes, por las violaciones…no sé. Tampoco sé qué hicieron con el cuerpo».
Abandonada en una pieza sin posibilidades de reaccionar, fue sometida a constantes abusos. Llegaba a ver y escuchar a las otras chicas reducidas a esclavas sexuales, pero ellas estaban aún en peores condiciones, dado que hacía más tiempo que se encontraban cautivas. “Ya estaban resignadas, como acostumbradas”, explicó. Sin embargo, el 18 de octubre, Día de la Madre, se presentó la posibilidad de escapar y Graciela no la dejó pasar.
La fuga
“La travesti sabía que yo tenía hijos, se conmovió y me propuso fugarme”, recordó la mujer. Y agregó que esta persona tenía contacto con los dueños y sabía que se iban a pasar algunas horas con la familia, mientras el lugar quedaría sin vigilancia.
“Nos colgamos por una de las ventanas del primer piso y una vez afuera me ayudó a correr y llegamos a la estación de micros de Gualeguaychú. El travesti me sacó el pasaje, me devolvió el celular y me dio cien pesos para volver de Retiro a Ezeiza”, contó.
Pero la suerte no estaba del lado de Graciela. Ese día no había micros y debió pasar un día entero en la Terminal, refugiada en un bar, con miedo de que la obliguen a volver. “Allá no pude contar nada, tenía mucho miedo. El travesti me decía que el comisario entraba y salía del prostíbulo, no quería que me hagan volver ahí”, aseguró. Una vez de regreso en Buenos Aires, luego del reencuentro con su familia, hizo la denuncia policial.
La investigación
“Se logró el allanamiento del lugar, hubo detenidos –incluído el travesti- y se liberaron varias chicas, pero estos datos están en secreto de sumario”, explicó el asesor legal de la víctima, Juan Carlos Yaggi.
En una comunicación con el periodista Guillermo Zanetto, que desde hace un tiempo sigue los casos de desapariciones de mujeres en Ezeiza, contó que hay otros tres casos similares que las víctimas podrían estar en Gualeguaychú o en otro punto de la provincia, “Entre Ríos es un lugar de paso desde y hacia Buenos Aires”.
Graciela Cañette convive en el mismo barrio –Villa Golf- con su supuesto entregador y también con una vecina que la habría marcado para que la secuestren, una situación que la pone en riesgo de posibles represalias, publica El Día