Todo comenzó a 1.30 cuando el chico, que vive en General Pacheco, se reunió con unos amigos a pocas de cuadras de su casa con el objetivo de ir a bailar a un boliche ubicado sobre la Colectora de la Ruta Panamericana en Escobar, donde en un momento dado fue sorprendido por un delincuente que le puso un arma sobre su espalda y lo llevó cautivo.
Según fuentes policiales el adolescente se encontraba en buen estado de salud y aportó su testimonio en la sede de la Coordinación Departamental de Investigaciones (CDI).
La policía, que tomó conocimiento del hecho a través de la denuncia de su padre, siempre trató de preservar la vida del menor y indicó al hombre a negociar lo solicitado por el delincuente.
Gerardo Leonarduzzi, papá del adolescente secuestrado contó a Télam que "vivió momentos de miedo y crisis de nervios" por la situación de su hijo "pero nunca perdió la calma".
"El delincuente para entregarme a mi hijo me pidió 10 mil pesos, un televisor LCD de 32" y un arma de fuego, y que llevara todo a un descampado que es usado por los vecinos como quema de basural, a 300 metros de la estación de trenes de Garín. Eran las 3 de la madrugada cuando me llamaron para decirme que mi hijo estaba secuestrado", agregó el hombre.
Leonarduzzi pidió al delincuente que le de una señal de su hijo para saber que era él y no se trataba de un engaño, y luego de corroborarlo pactó la entrega de lo solicitado en la zona señalada sin la presencia de la policía.
El pago del rescate lo hizo el mismo Leonarduzzi bajo el resguardo de la División Antisecuestros de San Isidro en un campo utilizado para quema de basura en una zona cercana a la estación de Garín y lindera a una villa de emergencia.
El delincuente, tras cobrar el dinero y liberar al menor se introdujo en el interior de la villa por lo que la policía indicó que sería del lugar.
La causa quedó a cargo, en principio, de la fiscalía descentralizada de General Pacheco, dependiente del Poder Judicial de San Isidro.