Fin de Año: la tristeza de los evacuados en el medio de los estruendos

En la escuela Almafuerte se alojan familias provenientes de la Zona Sur. Graciela vive en la esquina de Brown y Cortada 64, Carretera La Cruz. A pesar de habitar dentro de la franja que cubre la Defensa Sur, la mujer fue afectada por el anegamiento que produjo el desborde de las cloacas. Hace 10 días que se encuentra alojada en la escuela. “Yo estoy bien. Estoy con mi nietito de 9 años y compartimos la habitación en ella que es mi hija. Lo único que nos faltaba la otra vez eran cosas de limpieza porque la directora no estaba. Dicen que nos van a dar ahora los artículos de limpieza”, expresó al ser consultada. Graciela es hipertensa y no puede ingerir sal en las comidas. Por ello, iba a pedirle a la directora alimentos para preparárselos por cuenta propia.

 Asimismo, Mariano, vecino de calle Brown y avenida Chacabuco, dijo que se debió alojar en la escuela porque tiene problemas con las cloacas que rebalsaron en el fondo de su casa. “Tengo un hermano que está en carpa cuidando las casas porque hay quienes aprovechan para robarse las chapas”, dijo. “Necesito ayuda, tengo una hermana y mi papá que tiene un marcapaso y hoy por hoy no tengo ayuda de nadie”, añadió. Asimismo indicó que la comida que trae el Ejército llega tarde al mediodía. Pero admitió que el retraso puede deberse a que son muchas las escuelas y centros afectados por donde deben distribuir las raciones.  

La mujer indicó que carecen de duchas para bañarse. “El marido de mi hija puso una manguera y nos bañamos con agua fría. Pero es helada el agua para los nenes. Uno que es grande se la aguanta pero es muy fría para ellos”, dijo. En el sector de los sanitarios, cuelgan una manguera a cierta altura para higienizarse. Pero las personas que se asean no tienen ningún tipo de protección visual dado que el agua cae en el medio de una habitación que no tiene puerta de acceso. Solo se resguarda de las miradas del exterior debido a que el baño se encuentra alejado del acceso, luego de doblar a la izquierda. Los familiares deben turnarse para cuidar a los menores de edad cuando se bañan.

Durante la noche del 24, Graciela y sus familiares comieron un asadito. “Después estuvimos todos tranquilos y nos acostamos nomás”, dijo. Pero  señaló que había un chico que se enojó al escuchar las detonaciones ya que hay quienes festejan sin importarle: “lo que estamos pasando”. “¿Cómo van a tirar cohetes? No está para tirar cohetes”, reflexionó Mariano.

Por su parte, Froy dijo: “no sucedió nada de lo que nosotros habíamos solicitado como cambio para este tipo de situaciones. El cambio solamente puede venir por la voluntad de la gente y que sea mayoría la que impere la cordura, sobretodo en situaciones como ésta”, dijo en referencia a la inundación que afecta a un gran porcentaje de la comunidad. “Creo que ni siquiera habría que pensar en un festejo de este tipo”.

Froy dijo que los integrantes del Concejo saliente priorizaron el aspecto económico. “Es decir, el derecho de los comerciantes. Es una cuestión totalmente legal pero no se tiene en cuenta la afectación que tiene el resto de la comunidad que no le interesa participar pero se ve obligada. Como me decía una persona: ‘todos estamos obligados a escuchar las explosiones’”, manifestó el titular de la ONG animalista.

Más adelante, sostuvo que las explosiones son bastante nocivas para el medio ambiente,  las personas  y los animales.  “No se ha tenido en cuenta a la comunidad que está pidiendo que no se haga este tipo de festejos”, indicó. En la zona norte de la ciudad, en Eva perón y Presidente Illía cerca del Club Hípico, donde se celebran muchas recepciones, los vecinos aseguran que quedan pocas aves. Las explosiones de fuegos artificiales que superan los 90 decibeles dañan los huevos de los animales. “Ha menguado la cantidad de pájaros que anidan en la zona”, confirmó.

Respecto de otros perjuicios, Froy acotó que dentro del casco de la ciudad hay varios sanatorios y clínicas de internación. De la misma forma, pidió respetar a adultos mayores y a padres de niños autistas que pedían que se controlen este tipo de situaciones. “Solamente los padres de chicos autistas saben lo que se sufre cuando hay un bombardeo de ese tipo”, dijo.

En cuanto a priorizar el aspecto económico, Froy mencionó que es un argumento “egoísta”. “El dinero de ese negocio” para Foy no puede anteponerse a la salud, la tranquilidad, accidentes en dedos u ojos, evitar incendios o  la corrida y muerte de animales. “Es un simple negocio, un comercio que se da una vez en el año. No se puede decir que se están afectando muchísimos puestos de trabajo. Si bien sabemos que sobre fin de año proliferan estas mesas de petardos, también pueden dedicarse a vender otra cosa como se los ve en el centro de la ciudad vendiendo lo que se les ocurre”, indicó.

Como ejemplo a seguir, Froy mencionó lo sucedido en la vecina ciudad de Salto donde no se festejó con pirotecnia en la Navidad pasada.  Si bien desconocía los motivos, dijo que una posibilidad era la solidaridad con las personas que están sufriendo la inundación ya que les ha afectado la casa. “Aturdirlos con cohetes como si no les interesara nada el sufrimiento de los demás me parece muy cínico”, sostuvo.

Los cierto es que mañana será 1° de enero. Comienza un nuevo año y se renuevan las esperanzas de un año mejor. Por lo pronto, en mucha gente el anhelo  de volver  a sus hogares lo antes posible. Aunque muchos no sepan cuando sucederá.  “Capaz tenemos para rato todavía. No sabemos si mañana nos vamos a ir o pasado. O capaz dentro de un mes”, dijo. La única certeza es que el agua sigue en el mismo lugar.

 

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