FIERROS Y DEMOCRACIA

(Muchos que justificaron asesinatos cometidos a través de una supuesta debida obediencia, hoy justifican la desobediencia por un reclamo salarial)

Desde CEDESCO creemos que el tema es un tema delicado. Al margen de esta nota queda toda la cantata de mal agüeros, saltimbanquis, y especuladores de la ideología. Al margen queda el indeciso apoyo a la democracia de algunos sectores republicanos. Como suele suceder en la realidad, la razón de fondo no se encuentra exclusivamente en una sola de las posiciones del conflicto. Existen razones de equidad y de dignidad que llevan a que un jefe de familia quiera un salario digno y ecuánime a la actividad que lleva a cabo. Para quienes creemos firmemente en la justicia social y en la dignidad del trabajador esto es claro como el agua. El problema reside en las características propias del sujeto reclamante, en la función que desempeña, y en la función institucional que cumple.

Uno de los principales fundamentos, tal vez el más importante de toda la arquitectura del orden político democrático, reside en que el estado de derecho expropia la fuerza privada y monopoliza el poder coercitivo. Cuando este poder de coerción en alguna medida se disloca de los canales institucionales, se debilita toda la arquitectura del orden político democrático. Eso es lo que ha sucedido durante estos últimos días. Cuando quienes tienen los fierros se plantan, desobedecen las ordenes de sus superiores, ocupan el espacio público, y repudian a boca de jarro a los representantes del poder político democrático, entonces todos el orden político democrático se resiente. A eso de debe la sensación de debilidad que hemos vivido. La desobediencia de las fuerzas de seguridad tiene ese efecto. Los compañeros gendarmes y prefectos parecen desconocer esta cuestión. Su ignorancia no es ingenua. Pero ese es el hecho político, no la causa.

*En el fondo de este conflicto se encuentra la herencia del autogobierno de las fuerzas de seguridad, y de sistemas de formación de las fuerzas de seguridad, gestados durante el terrorismo de estado. El terrorismo de estado fue un hecho continental, y efectivamente, como es de esperar estos sucesos de sublevaciones ocurren a nivel continental. Sobre esta problemática el gobierno nacional ha demostrado iniciativa, ha tomado acciones, y ha avanzado en este sentido. Pero desarticular estos procesos lleva mucho esfuerzo y mucho tiempo. A los procesos de cambios hay que llevarlos a la práctica, hay que trabajarlos.

Al tiempo, hay que vivirlo con inteligencia. Esto quiere decir que hay que tomar las medidas necesarias y prudentes para no posibilitar que un reclamo, que en los papeles puede ser más o menos justo, justifique acciones ilegítimas y tan perjudiciales para el orden democrático. Las fuerzas seguridad democráticas están obligadas a conocer su rol democrático, y deben buscar canales de reclamos que no alteren el orden institucional.

Los azuzadores del conflicto social, los conspiradores del orden democrático, los desestabilizadores siempre existirán. Siempre habrá un Clarín, pero el punto es que las fuerzas de seguridad no se presten al juego anti-democráctico, y para que ello suceda hay que continuar con el proceso de democratización de las fuerzas de seguridad, iniciado por este gobierno.

En fin, desde CEDESCO repudiamos estos sucesos. Estamos seguros que nuestra presidenta va a desarticular este problema. Es probable que cuando esta nota de opinión se publique, el problema ya esté desactivado. Creemos que estos sucesos han manchado en alguna medida nuestro orden democrático, pero también creemos que el proceso de democratización (ese magnífico y nuevo verbo) va a continuar su desarrollo histórico a través del modelo de crecimiento con inclusión, a través de un movimiento nacional, popular y democrático.

CEDESCO (Centro de Estudios para el Desarrollo Social de Concordia)

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