La Borges, según el comunicado de la institución “fue al primera en presentar en la ciudad un modelo alternativo con la modalidad de Bachillerato en Comunicación Social”. Se sigue señalando que “el principal propósito del equipo de trabajo, creadores y coordinadores de proyecto madre, fue abrir un camino hacia una escuela democrática, después de tantos años de autoritarismo”.
El desafío, dicen, estaba planteado. Coincidentes con esa etapa crucial de nuestro país, aquel equipo de trabajo trataba de extender el horizonte de lo que llamamos proceso enseñanza-aprendizaje a fin de lograr que los alumnos pudieran expresarse con propiedad, en forma libre y creativa, recuperando el diálogo basado en el respeto mutuo, privilegiando el razonamiento sobre la pura memoria.
A lo largo del tiempo y como toda institución inmersa en la sociedad, la escuela Borges se ha ido modificando. Lo cierto es que no ha permanecido inmune a las vicisitudes por las que atraviesa la educación del país en general. Sin embargo, continúan, en el año de su vigésimo aniversario, quienes formamos parte de la institución seguimos trabajando por una escuela abierta y democrática, con alumnos que desarrollen una visión crítica, que acepten la diferencia, que sean capaces de adaptarse a la cambiante y compleja realidad de nuestro país y el mundo. Ningún esfuerzo será en vano para lograr esos objetivos, finalizan diciendo para rematar, toda creación es y seguirá siendo vida.
