En días de euforia mundialista, no podemos dejar de referir, utilizando la oportuna metáfora, en este espacio dedicado a la educación, a esos días finales en que se rinden las últimas materias.
Tal vez tu hija/o no sea perfect@. No sea el que aprobó todo con felicitados.
Permitite ser feliz por sus logros: esa materia sacada como el último penal. ¡Festeja! Hacele sentir que puede, que lo/a amas. Valora el esfuerzo, aunque sea al final, aunque sea el último día.
No es diciéndole «burro/a, te fuiste a rendir», o poniendo cara y actitud de inferioridad, cuando otras madres y padres cuentan logros maravillosos volcados en notas (por cierto tan parciales y subjetivas, cómo los goles anulados por el VAR, o el alargue de 10 minutos del partido del viernes) ¿Cómo vas a hacer crecer la seguridad y la autoestima en ella o él, si lo miras sin creer?
No hay nada más importante para el niño y la niña estudiante, que satisfacer a sus padres, madres o abuelos que cumplen doble función.Saben lo que les deben a sus cuidados, porque necesitan ser cuidados.
A veces no pueden, no es que no quieren. Lo disfrazan de berrinches, indiferencia, de apatía o rebeldía. Pero son dolores en su alma que quieren sanar. Te están pidiendo ayuda, cómo los jugadores cuando levantan las manos señalando a la tribuna pidiendo aliento: «arriba,arriba, vamos, vamos»
Y si no pudo, podrá la próxima, hacele sentir que va a poder. No le hagas pensar que es el peor de todos o todas.
Hubo una época que había un terrible dicho que marcó muchas vidas que nunca pudieron: «la letra con sangre entra». No, no te equivoques, la sangre sale para afuera, se derrama, se seca y después solo queda la herida. Nada entra con sangre, nada entra con violencia, nada entra con destrato, con palabras hirientes, con insultos degradantes.
Si su logro fue al límite.¡Festeja! Festejen juntos, así aprenderá que la próxima, tal vez si se ocupa un poco más, saldrá mejor.
Sentirá que cumplió, nada para un hijo/a como ver a su madre, padre y abuelos esa mirada de orgullo sobre su personita. Con su logro, el que sea, pero suyo.
¿Viste como miran los jugadores a la tribuna, cuando termina el partido? Ellos, hombres famosos, adultos en la vida, millonarios en sus cuentas bancarias…ellos miran a la tribuna y solo quieren que su hinchada esté orgullosa.
¡Imagínate a tu hijo o hija, que solo tiene este puñadito de hinchas, que está en ese lugar llamado hogar!
Lic. Verónica López
Tekoá. Cooperativa de Trabajo para la Educación. Ltda