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Fármacos de uso humano se acumulan en los peces del Uruguay en concentraciones no riesgosas

De la misma forma, indicó que todos los habitantes de las ciudades costeras pueden contribuir a mejorar esta situación evitando descartar medicamentos vencidos por el inodoro. Y, en particular, los municipios pueden hacerlo construyendo plantas depuradoras de líquidos cloacales que eliminen eficientemente estos compuestos evitando que lleguen al río.

Carriquiriborde destacó: “en primer lugar deberíamos definir que entendemos por contaminación. Está claro que toda sustancia no natural que utilizamos y que de una forma u otra llega al río, en términos estrictos, lo estaría contaminando”.

“Sin embargo, desde el punto de vista práctico, es importante diferenciar cuáles son las concentraciones y el tipo de contaminantes que se trate.  En el caso particular de los 17 fármacos estudiados, la CARU hizo un trabajo de vanguardia dado que es uno de los primeros trabajos sobre el tema en Sudamérica, y ha determinado que los fármacos que consumimos, luego eliminamos en la orina o en las heces y van a través de las cloacas al río, no solamente pueden estar en el agua, sino que también son acumulado por los peces”, indicó.

“Afortunadamente, los niveles que se encontraron son relativamente bajos y no representarían riesgos para el consumo humano, de acuerdo a estudios internacionales que establecen los niveles máximos admisibles de ingestas diaria”, destacó.

“Otro aspecto interesante que demostró el estudio realizado por CARU fue que no se evidenció biomagnificación a través de la cadena trófica de ninguno de los fármacos detectados, dado que las concentraciones en el dorado, predador tope, no fueron mayores a las sábalos o boga, especies ubicadas en niveles tróficos inferiores”, sostuvo.

“Con respecto a la aptitud para el consumo humano, siempre doy un ejemplo para que tengamos idea de porque las concentraciones encontradas no representan un riesgo. Un comprimido de Carbamazepina suele tener entre 100 y 400 miligramos del fármaco y en los peces las concentraciones máximas encontradas de esta sustancia no superaron el 1 microgramo (mil veces menos que un miligramo) por kilo de pescado. Ello quiere decir que tendríamos que comer 100.000 kilos de pescado para ingerir la misma cantidad de fármaco que incorporamos al consumir un comprimido (dosis farmacológica)”, añadió.

“Pese a no existir un riesgo respecto al consumo de pescado por parte de la población, el estudio demuestra que estas sustancias están llegando al río y que, dado que se desconocen los potenciales efectos que pudieran tener para la biota acuática, sería deseable que las principales ciudades ubicadas en la ribera del río cuenten con plantas de tratamiento de líquidos cloacales que sean capaces de retener a este tipo de compuestos”, expresó.

“Además, es importante destacar que la población también puede contribuir a mejorar esta situación evitando descartar los fármacos vencidos por el inodoro y disponer de los mismos en los lugares indicados para ello”, sostuvo.

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