El abogado Guillermo Vartorelli informó a LT14 que «hay nuevas medidas» relacionadas con la búsqueda de los cinco integrantes de la familia Gil en otros lugares de la provincia. “Pasaron muchos años hasta que se decidió hacer una búsqueda seria y sistemática de esta familia”, sostuvo.
Vartorelli consideró que el tiempo afectó el esclarecimiento de la causa. “Pasaron muchos años hasta que se decidió hacer una búsqueda seria y sistemática de esta familia”, sostuvo.
Al preguntarle sobre los motivos de la demora o la lentitud en resolver la causa, el abogado respondió: “Fue la falta de creencia de quienes tenían a cargo la investigación de que esta familia podría haber sufrido un destino trágico, ya sea la muerte o desaparición forzosa”. Y agregó: “Al caso se lo tomó como que la familia se fue voluntariamente a otro lugar. Según los investigadores, es muy común en el campo pensar que se fueron a trabajar a otro lugar”.
Tras la denuncia de familiares, pasaron varios meses hasta que apareció un testigo de la zona de La Picada, cuyas declaraciones fueron “evaluadas”. Al respecto, Vartorelli comentó que el testimonio de este hombre “hay que tomar con pinza” porque “dio precisiones pero también variedades”
BREVE RESEÑA
Como se dijo, esta familia completa desapareció de un día para otro hace ya 8 años y aún no existen respuestas sobre su paradero. Poco hizo la policía, tampoco la Justicia aportó datos. Durante años la causa estuvo caratulada como una simple averiguación de paradero en el Juzgado de Instrucción de Nogoyá, a cargo de Sebastián Gallino. Se los buscó en Santa Fe, después en el nordeste argentino, se sugirió que podrían estar escondidos en algún país limítrofe. Pero sin resultados.
El dueño del campo en el que vivía la familia, Alfonso Goette, estuvo también en la mira de los investigadores, pero recién el año pasado se realizaron pericias químicas para detectar rastros de sangre y movimientos de tierras, excavaciones, un relevamiento de aljibes dispersos en el casco de la estancia y un cruzamiento de llamadas del celular de la mujer, que era la única del grupo familiar que contaba con un teléfono, publicó El Diario.
El resultado de tanta desidia y desinterés es el conocido: a ocho años de la desaparición de seis integrantes de una familia, no hay un sólo dato que permita conocer qué pudo pasar con ellos. Y el paso del tiempo y la falta de novedades conducen a la peor de las hipótesis.