La primera versión fue que se produjo una “tentativa de asalto” en el interior del hipermercado. La hipótesis no fue corroborada por personal de seguridad privada que trabaja en el interior del hipermercado, quienes tenían órdenes de no dar información. Aunque, al menos, confirmaron que no tenían armas, a pesar de que otros testigos aseguran que sí lo estaban, aunque en ningún momento vieron alguna. De esta forma, se descarta la hipótesis de un asalto.
En consecuencia, se deduce que los tres involucrados en el hecho, aunque un testigo ocular del hecho señala que eran cuatro aunque no pudo observar al restante, intentaron llevarse algunos comestibles y vinos entre las ropas. Descubiertos por las cámaras de video, forcejearon con el personal de seguridad y en la lucha cayeron algunas botellas de vino al suelo, provocando el estampido característico y el temor de los clientes que se encontraban en las cajas. Aunque otro testigo creyó ver una maniobra para distraer la atención y avanzar sobre las cajas registradoras.
Guillermo, un empleado de la empresa de remisses que trabaja en la playa de estacionamiento, contó que observó gente que salía fuera, por las puertas de acceso, pidiendo “socorro, auxilio”. Alcanzó a preguntarle a una señora que era lo que sucedía: “es un asalto, un robo” le contestó.
De inmediato, se comunicó con la estación de remisses para llamar a la Policía. Dentro del hipermercado, personal de seguridad privada alcanzó a detener a una de las personas, mientras que otra salió corriendo por Eva Perón y luego dobló por J.J. Valle. corrido a pie por el policía que se encuentra de guardia. Otro alcanzó a huir por Liebermann.
“Fue una mañana agitada, siempre hay guardias de seguridad, policías. La primera vez que pasa esto, es insólito”, dijo Guillermo. A su lado, el operador de la radio que utilizan para llamar a algún coche cuando no hay ninguno estacionado se lamentaba haber llegado tarde: “me perdí todo”, indicó.
Según comentó una fuente policial, los rateros serían oriundos de la ciudad de Rosario y se alojan en la ciudad de Colón. “Son conocidos en el ambiente”, indicó. Nadie sabía en que habían llegado hasta el Norte. “Seguramente debían andar en auto”, dijo la fuente policial. Pero esta hipótesis no encaja porque los dos que escaparon lo hicieron a pie.