A Juan me unen años de militancia en el PI que conducía Oscar Alende. Con él y otros compañeros y amigos intentamos construir un partido de militantes comprometidos con las causas populares y las mejores tradiciones de luchas, compañeros formados, estudiosos de la realidad y solidarios con el que más sufre.
Así lo recordaré por siempre a Juan que vivió en Concordia buena parte de su vida, ciudad en la que formó otra familia con una compañera tan comprometida como él como lo es Olga Foncea, una de las históricas dirigentes del principal gremio de los docentes, AGMER.
Aquí también en esta ciudad vio nacer y crecer a sus nuevos hijos, Matías y Laurita, dos chicos excepcionales junto a sus otros hijos, los de Olga, Marcelo y Marcos y a su primer hijo Martín. En rigor, una familia total y absolutamente comprometida con el pueblo y las organizaciones que defienden sus interés.
De Juan hay mucho para decir, entre otras cosas que era famoso por llorar cada vez que hacía discursos, se emocionaba con mucha facilidad, era una persona muy sensible y querible, pero me basta con afirmar que será recordado como un tipo que vivió para defender sus ideas al precio que sea.
En este mundo no debe haber cosa más apreciable que esa.
Adiós Compañero