Orlando Lepratti estaba desde el pasado domingo en la ciudad de Rosario, donde participó activamente de los actos y movilizaciones a tres años de las muertes por la violenta represión policial de diciembre de 2001, cuando cayó el gobierno de Fernando de la Rúa.
Hombre de trabajo, sencillo y afable, desde el asesinato de su hijo, Orlando había dedicado su vida a acompañar el reclamo de justicia, viajando permanentemente a Rosario para participar de diferentes actividades en ese sentido. En septiembre de 2002, al cumplirse un año del asesinato de Pocho, su papá había dicho: «Lástima que se tuvo que morir para que se conozca lo que hacía Claudio. Yo pienso en lo que él hacía y entonces digo, yo debo estar ahí, con o sin ganas, tengo que estar y hacer algo».