Según un cable de Télam, Ayala fue hijo de un famoso guitarrista del mismo nombre, que brilló en la orquesta de Aníbal Troilo y compartió más de 30 años al lado de Roberto Grela, Ayala abrazó el rock conmovido por las imágenes que llegaban del famoso Festival de Woodstock, en 1969, según contó en una entrevista realizada hace unos años.
En pleno furor de lo que se dio en llamar ‘El Acusticazo’, en la primera mitad de la década del ’70, con bandas emblemáticas como Sui Generis y Pedro y Pablo, Vivencia irrumpió en la escena en 1972 con un trabajo conceptual llamado ‘Vida Y Vida De Sebastián’. Sin embargo, el éxito iba a llegar un año más tarde con el disco ‘Mi Cuarto’, en donde además de la canción que da el nombre al álbum estaba el tema ‘Los Juguetes Y Los Niños’. El dúo se mantuvo unido hasta el año 1984, con diez discos editados, y dos años más tarde Ayala decidió radicarse en Los Ángeles, Estados Unidos, en donde se dedicó a escribir música popular para el sello Warner Chappell.
Tras convertirse al evangelismo y grabar música cristiana, Ayala regresó al país tentado por una oferta para reunir Vivencia en 2003, encuentros que quedaron registrados en un disco en vivo de 2005. Ese mismo año, el músico grabó un disco de tangos, en un claro homenaje a la música desarrollada por su padre, con varias composiciones propias y algunos clásicos.
