En la foja 43 del pedido de elevación a juicio de la causa Yedro, ocurrido hace casi un año, el 7 de julio de 1993, el fiscal de la causa Jorge Suñer dice : “considero ineludible, por si falta hiciera, enfatizar firmemente que a lo largo de la extensa investigación llevada adelante careciendo de los medios materiales, con nula infraestructura, sin personal auxiliar sin lo mínimo indispensable para hacer frente a la colección de las probanzas que una investigación de la naturaleza de las presentes presupone, da cuenta de un modo innegable de las falencias, ineficacia y aún desinterés del sistema en la provisión de dichos medios para permitir seriamente y con cierta cuota de optimismo encarar tal cruzada : he debido hacer frente a desentrañables y perversos pactos de silencio, negativas y reticencia de testigos, ocultamiento de pruebas de parte de entidades bancarias y financieras locales, nacionales y extranjeras, organismos legislativos y, lamentablemente, aún dentro de estamentos propios del Poder Judicial provincial…”.
Agrega que todo esto lo llevó a “conmover el ánimo en más de una ocasión”.
Amén del auto bombo, la confesión es de una gravedad institucional impresionante, pues en la boca de un funcionario judicial en actividad queda demostrada la persistente afirmación del ex fiscal de la FIA Oscar Rovira cuando habla “del Estado secreto”.
