En tanto, el fideicomiso, administrado por Gas Nea y monitoreado por la provincia, del que participa la Nación con financiamiento, estaría operativo a mediados de septiembre. Arranca con redes faltantes en cuatro ciudades: Concordia, Concepción del Uruguay, Gualeguaychú y Gualeguay. La idea es que se abran dos frentes por ciudad, para darle mayor oportunidad a empresas locales y, al mismo, los trabajos tengan la máxima agilidad. De ahí la expectativa oficial en cuanto a que las semanas por venir traigan de su mano la apertura de numerosos frentes de obra.
Extensiones
Para entender la problemática de los pedidos de extensiones hay que explicar algunas cosas. El programa original se diseñó en 1996. Según ese plan, algunas localidades alcanzaron a ser completadas, como en Paraná. Otras no. En muchas no se había hecho absolutamente nada: de ahí los anuncios de construcción de redes, sobre todo en poblaciones pequeñas que han venido teniendo lugar. En algunas, el proyecto aquel quedó inconcluso, como en Concordia, Gualeguaychú, Gualeguay y Concepción del Uruguay. Por eso en estos casos se habla de completamiento. Y en los lugares donde el programa original se había logrado ejecutar, se habla de extensiones.
La decisión de subsidiar las ampliaciones de redes en aquellas localidades que, como Paraná, tenían cubiertas las inversiones inicialmente previstas en el plan de desarrollo gasífero, está tomada. Pero al menos hasta ahora el Gobierno no logra hallar el instrumento jurídico adecuado, toda vez que la ayuda será estatal pero las redes son privadas y, encima, la operación en ellas se produce sobre licencias nacionales ni siquiera provinciales. En efecto, están concesionadas a Redengas en la capital entrerriana y Gas Nea en el resto de la provincia, en territorio entrerriano pero bajo jurisdicción administrativa nacional. Al mismo tiempo, las distribuidoras no están obligadas a invertir en infraestructura, sí a operar las redes y garantizar su mantenimiento. Y, paralelamente, son innumerables los pedidos de vecinos que quieren incorporarse a las áreas con servicio.
Pareceres
La diferencia de pareceres sobre cómo proceder en el seno del gobierno sugirió la redacción de un anteproyecto de ley para ver si el recupero podía producirse a través de la factura de la luz. De ese modo, el Estado se haría cargo de financiar toda la obra y no de una parte como originalmente era, en la perspectiva de recuperar al menos el 60 % vía boleta eléctrica y a través de contratos particulares. Es decir, se subsidiarían las dos quintas partes del total. Actualmente, en las ciudades donde el programa original fue concluido, los interesados en tener gas natural deben agruparse, formar el consorcio, obtener la factibilidad de parte de la distribuidora (es decir, la confirmación de que tiene combustible disponible) y buscar una empresa constructora que se haga cargo de las obras. Luego de extendida la red, según la normativa vigente, los vecinos “donan” las instalaciones a la distribuidora. Generalmente, lo que cada frentista debe aportar está muy por fuera de sus posibilidades. La intervención del Estado permitiría ante todo que la inversión se ejecute y, luego, que los frentistas la devuelvan.
Del verbo conectar
Hay además un programa para mejorar el sistema de conexiones. Es decir, para incorporar usuarios radicados en áreas que ya cuentan con servicio de gas natural pero que por distintas razones —sobre todo económicas— no se han conectado a la red. Inicialmente el plan abarcaba casas de familia y Pymes. Ahora el Consejo Federal de Inversiones, que financia el fideicomiso que administra el NBersa, extendió la alternativa para los clubes y es probable que una constelación de entidades de diverso tipo y tamaño, radicadas acá y allá, accedan de este modo a la prestación que, se sabe, contempla que la cuota del crédito más el consumo corriente de gas natural no supere lo que se venía gastando en materia de combustible gaseoso. Los trabajos que de este modo se inicien estarán espacialmente dispersos y producirán un impacto en la economía acaso módico, por goteo si se quiere, pero hay todo un sector de pequeños contratistas que tendrá nuevas chances de ocupación, más allá del beneficio concreto para cada nuevo usuario y, para el Gobierno, la satisfacción de que el nivel de aprovechamiento de la estructura gasífera plantada se acerca al ideal.