La mujer, incluso, sacó una licencia y se la mostró a los docentes para que no quedasen dudas de sus afirmaciones. ¿Por qué están acá? ¿Quiénes los mandan? les preguntaron. “Nos manda la Departamental”, respondió la mujer. Pensaron que se trataba de la Departamental de Escuelas; era la Jefatura Departamental.
Los docentes evidenciaron su rechazo a la intromisión policial y, en su gran mayoría, manifestaron no tener ánimos para seguir la reunión. Una de las profesoras contó que la rectora decidió encarar a los dos policías y dejarles en claro que no podían permanecer dentro del aula. Ante la situación, ambos infiltrados decidieron dar media vuelta y retirarse de la escuela.
El episodio pasó desapercibido. Aparentemente, desde la institución prefieren no hacer comentarios porque creen que puede surgir algún temor entre los padres para no concurrir a la asamblea del martes próximo.
Los docentes estaban discutiendo sobre la actitud a tomar ante la falta de respuestas del gobierno para solucionar los problemas de infraestructura que presenta la escuela. En mayo pasado, luego de 11 días sin clases, autoridades educativas firmaron con la comunidad educativa un acta acuerdo. En la misma, la Dirección de Arquitectura se comprometía a reparar a corto plazo una serie de falencias menores y armar un pliego para licitar la reparación integral de pisos y techos, y la construcción de un muro perimetral.
Pero Arquitectura no completó las reparaciones menores, que comprendían la reposición de focos, vidrios y ventanas, traslado de la Dirección, reparación de sillas en la escuela Técnica Nº 1.
Además, otro inconveniente es la presencia de un lavadero de camiones cuyo terraplén elevado está peligrosamente cerca de una de las caras del muro exterior. Dentro de la institución hay escasez de personal y material didáctico, etc.