LO QUE DIJO MÉNDEZ CARRERA
–¿Qué se sabe hoy del secuestro de Léonie?
–Del secuestro participan cuatro personas. Entre ellas, el Loco Suárez. Había sido teniente de la Marina, trabajaba en una empresa multinacional, trabajó en la Ford y la Coca-Cola de Córdoba. Era amante del rugby y de la caza mayor. Los sábados y domingos se dedicaba a ir a la ESMA a participar de operativos especiales. Y el Loco Suárez es el hilo conductor que nos permite llegar perfectamente a la ESMA, porque no era bombero, no era del Ejército: los sábados y domingos estaba ahí, porque el tipo lo hacía por deporte: así como cazaba elefantes en el Africa, salía a cazar monjas acá, es lo mismo.
–¿Cuál es la reconstrucción de lo que sucedió con ellas en el interior de la ESMA?
–Hicieron dos recorridos distintos: Caty estuvo en el sótano. Léonie en Capuchita, desde el sábado 10 hasta el domingo estuvo bien. Una de las testigos la ve rezando y diciendo: “Creo que mi hermana está acá también”. Cometieron la crueldad de separarlas, aunque luego las juntan para la foto. Las dos padecieron las torturas. Una testigo, Graciela García, contó que cuando a ella le aplicaron la picana en la vagina tuvo una gran infección, quiere decir que era común picanear a las mujeres en esa zona y tal es así que después la ven a Alice que no podía caminar. O sea que las destrozaron en la picana, aparte de haberle reventado la boca, el ojo, dejarle moretones en toda la cara, en los brazos, porque les pegaban y ellas se protegían, por eso tenían azules los brazos.
No solo esto fue publicado en Página 12, también, en una nota de opinión publicada en 2005 en el mismo diario, el periodista Uki Goñi (del Buenos Aires Herald) cuenta que fue el “Loco” Suárez, también “el que actuó en la muerte de Mónica Jáuregui, la mujer de otro ex montonero sobreviviente, Juan Gasparini, a principios de 1977. Es un dato a corroborar por la Justicia. “El que la trajo a la segunda monja fue el Loco Antonio Suárez, el mismo que mató a la mujer de Gasparini”, dijo mi entrevistado, con pedido de reserva. “Esto lo sé porque me lo dijeron ellos mismos en la ESMA”, remató
LO QUE AVERIGUO DIARIOJUNIO
“El Loco” Suarez llegó a Concordia proveniente de Córdoba. Primero fue gerente de Automotores San José y alrededor del año 1976 y hasta 1980 fue gerente de “Concordia Refrescos”, la empresa que estaba ubicada en las calle Catamarca y San Juan.
Allí trabajaban varias personas que recuerdan muy bien su estirpe, su paso por ese lugar y que fueron consultados por DIARIOJUNIO. Damos cuenta aquí del relato de al menos 3 fuentes distintas que prefirieron el anonimato ya que, en un caso es un actual funcionario municipal y otras dos personas que ya están jubilados pero que prefirieron no ser nombrados.
Uno de quienes allí trabajaban era José Niveyro, un estudiante de Ciencias Económicas de la UNER, que cumplía funciones administrativas en esa empresa y que debió irse de la ciudad siendo apresado por su militancia peronista en la capital correntina o en Resistencia (no supieron precisarnos). Sí se sabe que Niveyro estuvo preso durante el tiempo que duró la dictadura militar.
Entre los empleados había también varios retirados de las fuerzas armadas, tanto de la marina como del Ejercito.
Aunque los dueños de esa empresa eran varios, quien compró la mayoría de las acciones fue el militar retirado, Jorge Sartori, padre de quien se casó con Juan Pedro Iturburu que durante un tiempo ocupó la vicepresidencia del directorio, en rigor, los dos que convocaron al “Loco” para el puesto de gerente.
Previamente Suarez había sido gerente de Automotores San José en tiempos en que esta empresa estaba ubicada sobre la ex Ruta 4 y cuyo dueño era San Félix.
Suárez no había comenzado aquí su periplo, venía de ser mandamás en “Transax” que era una subsidiaria cordobesa de la Ford y que fabricaba diferenciales y autopartes y había pasado también por Scania Tucumán.
Como se ve, Córdoba y Tucumán, dos puntos clave de la represión que, como se sabe, comenzó con la triple A y bastante antes del golpe de marzo de 1976.
El Loco, a quien por lo menos dos de nuestras fuentes aseguran que murió en España, era un amante del rugby y de jugar fuerte.
Una de las fuentes nos contó que arriba de su escritorio había siempre una granada y una pistola y que le gustaba hacerte sentir que el poder lo tenía él y nadie más.
Otra fuente dijo que lo que sí le constaba era que en la guantera del Ford Falcon que utilizaba tenía siempre una ametralladora Uzi y que, sí, que era prepotente y mandón.
De ese carácter violento, debió guardar no tan gratos recuerdos el sindicalista Jorge Trava (ya desaparecido), a quien aseguran, lo llevaron una noche a San Carlos “y le dieron un buen susto”, un eufemismo que guarda relación con una época en la que los díscolos, gremialistas y protestotes, desaparecían por miles. A los pocos días, aseguran, Trava terminó renunciando a la Coca Cola.
Cuentan también que en una oportunidad Suarez llegó a la conclusión que había alguien que les estaba robando las botellas (envase de vidrio) y logró descubrir (o al menos eso se decía) que quienes les estaban robando los envases era la “contra”, los representantes de la Seven Up (Pepsi). El tema no era menor, si quienes iban a comprar la gaseosa no tenían envases no se les podía vender y había que esperar a que la fábrica de botellas les mandara el faltante. Se supone que en ese interregno, quienes sí iban a vender eran los competidores.
El punto es que, cuentan que El Loco tuvo una reunión con estos empresarios en su despacho y habría sido allí y por ese episodio que los recibió con una granada y la pistola en el escritorio.
El tema seguramente no fue menor a juzgar por los resultados. Los representantes de esa firma se terminaron yendo a Paraguay.
Aunque no supieron precisarnos el momento, se nos dijo que El Loco se fue a España y que en ese lugar trabajó en la Ford una empresa que, como se recordará tuvo estrecha relación con la dictadura militar, varios de cuyos directivos están denunciados por su complicidad con la desaparición de personas. Como se sabe, existen las denuncias de connivencia por la desaparición forzada de 25 ex delegados de la Ford Motors Argentina, en los primeros meses del golpe militar de 1976 y el jefe de seguridad de la planta de Pacheco era un militar contratado, como todo el personal a su mando. Tras el secuestro de 25 delegados y la tortura de dos, fue ascendido a teniente coronel. Luego fue contratado por la Embajada de EE.UU. Se jubiló en 2004.
Este breve trabajo periodístico intenta ser un aporte a la memoria de los concordienses, no está demás si se piensa en el debate que nos debemos y en cuánto la sociedad civil calló y permitió. En esta ciudad fueron tratados como grandes personajes, el general Viviani Rossi de CTM ; el Prefecto Héctor Febres, el General Roberto Viola, el Coronel Seineldin y varios integrantes de los servicios de inteligencia a los que luego algunos dirigentes de la democracia premiaron con cargos en el Estado.