Respecto de la Nº 159, sostuvo que: “lo último que sabemos es que habían puesto ya el caño desde la calle hasta la escuela y se estaba tratando de conectar ese caño a un tanque de agua nuevo que había que poner y todavía no estaba puesto”. La escuela “ahora tiene custodia, se cambiaron todos los focos de luz que habían sido rotos pero falta el cerco perimetral”. Luego de una semana de paro realizada a fines de octubre, las clases se desarrollan con total normalidad.
Anteayer, se quedó sin clases la escuela Nº 36 “Damián P. Garat” de Estación Yerúa. “Esa escuela venía con problemas y ese día no tenía una gota de agua. No se sabe porqué porque la conexión en Estación Yerúa estaba bien y el problema es interno”, expresó. Representantes del sindicato acudieron a la escuela y se encontraron a los docentes reunidos pero a ningún alumno. “No tienen clases, es imposible porque no tienen una gota”, indicó Marcone.
Otro establecimiento con dificultades es la Nº 23 “Christian Andersen” de Colonia Yerúa. “Si bien después de una semana de estar sin clases porque tampoco tenía agua la repararon, lo que le repararon es una vieja bomba y no repararon la bomba sumergible. ¿Cual es el problema? Que la bomba sumergible tiene clorificador y permite garantizar que el agua este en condiciones de ser tomada. El agua que sale, sale con arena porque es un pozo viejo que estaba sin uso”, indicó. En consecuencia, los alumnos deben concurrir con una botella de agua. “Se puede limpiar la escuela pero no se animan a hacérsela tomar a los chicos”, expresó.
Otros inconvenientes es la falta de ordenanzas. “No hay quien las limpie. En ese sentido, la 22 de Calabacilla “Madre Patria” tiene un solo ordenanza que está con licencia por enfermedad. Es una escuela con más de 200 alumnos y con dos turnos. El único ordenanza que está enfermo y no se le ha nombrado ni un suplente”, indicó Marcone.
Además se necesita un tinglado para protegerse del sol. “A la tarde es imposible estar parado porque le pega el sol toda la tarde”, indicó. Las clases de educación física no se pueden hacer a la tarde porque los alumnos se descomponen en el sol. “Los llevan debajo de unos árboles, en un terreno vecino pero los profesores tienen miedo por las víboras porque es muy común que haya al lado de la escuela. Aparte hay cañaverales y es un lugar peligroso”, añadió. Dos chicos de jardín se descompusieron por los rayos del sol. Por lo tanto no pueden salir de la sala.
Otro ejemplo es la escuela Nº 34 “Esteban Echevarría”. “La escuela se hizo de forma provisoria. Por unos meses iba a funcionar ahí y está desde hace 30 años. Tiene el techo bajo, las chapas absorben el calor; las ventanas son chicas: es insoportable estar ahí”, indicó.
“En esas condiciones quieren empezar las clases el año que viene. No sé como pensarán desde el Consejo General de Educación si las escuelas no reúnen los requisitos mínimos de infraestructura. Tampoco tienen ventiladores en las aulas. O tenés aulas con una ventana muy pequeña y 30 o 40 chicos adentro”, indicó Marcone.