La concurrencia de la asamblea era penosa. Sólo asistieron diez padres siendo que la escuela tiene 400 alumnos(y algunos eran vecinos sin hijos en edad escolar). A eso había que sumarle seis docentes, la vicedirectora y cuatro perros curiosos que se acostaron en medio de todos. Una madre propuso salir casa por casa a convocar a los padres, y pedirle al cura que oficia la misa en la capilla ubicada enfrente a la escuela que la suspenda para el próximo sábado. “Allá están todos los padres”, alegaba. Una de las docente se sinceró: “mucho de los padres viven en el rancherío de allá abajo (dice señalando al Manzores). ¿Cómo le vamos a explicar que tienen que apoyarnos porque la escuela está en mal estado si probablemente sus hijos estén mejor acá que allá?”.
Una de las docentes más activas en la convocatoria, Stella Maris Rivero (delegada de la escuela y secretaria general de Agmer Concordia de licencia), dijo: “estamos luchando para que, después de 33 años, pueda ser construida como debe ser construida: de material”. Las siete aulas, la dirección y la secretaría fueron inauguradas en 1974 con techos de chapa, paredes de telgopor revestido de aluminio y cielorraso de placas de cartón con telgopor interno. Y hasta el día de hoy se las siguen utilizando.
Cuando hay mal tiempo, las clases se suspenden. En marzo pasado, las docentes tomaron una decisión: suspender las actividades cuando llueve. La galería -a la que le falta un tramo de las chapas que la recubren- que separa a los dos pabellones “supuestamente tendría que tener un desnivel para que el momento que llueva, el agua del patio no te mojes los pies, pero rellenaron el patio y no hicieron el desnivel. Por lo tanto, se inunda todo”, indicó Rivero.
Una de las aulas de aluminio y chapa -supuestamente el salón de música- en realidad se convirtió en una especie de deposito. Sillas y pupitres descuajeringados, una escalera, pinceles, brochas, una carretilla (elementos de los obreros que se encargan de una refacción) se acumulan bajo el enclenque telgopor del cielorraso y las placas de madera húmeda y carcomida que cubren las ventanas. “Mirá como cosieron con alambre los paneles de las paredes”, dice una docente, y señala una costura disimulada con una pátina de pintura blanca
No sólo entra agua en las aulas porque rebalsa el patio sino que también se filtra por el techo. “Las chapas están en mal estado, los cielorrasos también; chorreaba por los cables, por las perillas de la luz: era un verdadero peligro”, dijo la delegada.
La sala de maestros es otra muestra de la precariedad que envuelve a la escuela. Una cartulina pegada en un biombo de madera anuncia que, detrás, se encuentra el lugar en donde se reúne el personal docente en los recreos. Una mesa con varias sillas; un termo, un mate, una bandeja con una tetera y varias tazas, y una computadora ocupan el último rincón del pasillo. Ese es el único lugar disponible que encontraron.
Únicamente las aulas de nivel inicial, primer grado y el área de laboratorio y tecnología están hechas de ladrillos. “Son construcción nueva pero el laboratorio y el salón de primer grado ya tienen dificultades. Tienen la mitad del cielorraso putrefacto porque la carga no fue bien hecha; no hubo nunca mantenimiento y por lo tanto agua siempre filtró”, expresó Rivero.
Durante la asamblea, los escasos concurrentes firmaron un petitorio que elevarán al gobernador Jorge Busti y a la Legislatura de la Provincia. Docentes y padres quieren que en el presupuesto 2008 se incluya la construcción de la escuela. De todas formas, Rivero aseguró que algunos funcionarios dicen que el proyecto ya fue elaborado. “Nosotros lo queremos ver; queremos ver como la van a hacer”.
Los docentes quiere tener garantías de que van a tener un patio suficiente como para hacer actividades físicas. “En este momento, la profesora de Educación Física tiene que hacerse cargo de llevar todo el alumnado al club Nébel, que está a una cuadra y media. Ahora, por suerte, tiene un muro que lo rodea pero durante años estuvo sin muro. Es un riesgo permanente”, explicó.
A pesar de la raleada asamblea, la delegada es optimista. “Si no hay organización y no se demanda, seguro que no la obtenés. Acá ya tenés un paso positivo: nos podemos organizar y exigir”. Durante esta semana, los padres saldrán recolectar firmas para el petitorio. “Si del otro lado no hay respuestas: el otro lado se tendrá que hacer cargo”, señaló Rivero.
