ESCÁNDALOSO : La Segunda Brigada de Paraná honró al Coronel asesino : Morelli

El coronel Manuel Alejandro Morelli es oriundo de Paraná y murió de un paro cardíaco en diciembre de 1979. Hasta marzo de ese año comandó la terrorífica Superintendencia de Seguridad Federal del gobierno del general Jorge Rafael Videla y ordenó la denominada “Masacre de Fátima”, en la que fueron asesinados 30 jóvenes militantes del PJ, todos con un balazo en la cabeza, tras lo cual dinamitaron sus cuerpos. Casado con la hermana del cura represor, Cristian Von Wernich y hermano del actual presidente del Club Estudiantes de esta capital, Salvador Morelli, tuvo también un rol cuestionable en la investigación por la desaparición del ex director del diario El Cronista Comercial, Rafael Perrota y la ex esposa del empresario Osvaldo Sivak, Marta Oyhanarte, lo implicó en el secuestro de su marido. Sin embargo, la Segunda Brigada de Caballería Blindada de Paraná, decidió honrar su nombre el último fin de semana: ahora, la cancha de polo de El Paracao, se llama “Coronel Manuel Morelli”. El hecho, podría derivar en fuertes sanciones a los actuales jefes del Ejército Argentino en Entre Ríos -quienes participaron de los actos castrenses- e incluso el inmediato pase a retiro de su titular, general Juan Carlos Willington, según cuenta el periodista Daniel Enz en el último número del semanario ANALISIS.
Entre la noche del día 19 de agosto y la madrugada del 20 de agosto de 1976, treinta personas que se encontraban detenidas ilegalmente en la Superintendencia de Seguridad Federal de la Policía Federal, fueron trasladadas hasta la localidad de Fátima, partido de Pilar de la provincia de Buenos Aires, por orden de Morelli. “Es un simple traslado”, les indicaron, a los jóvenes militantes del PJ, la mayoría de los cuales no superaban los 30 años. Un grupo militar se instaló en el control caminero, sobre la ruta 9 y no permitió el paso de vehículo alguno. Mientras, aviones militares comenzaron a volar sobre el área, para lograr que no haya errores ni curiosos. Cuando llegaron a una zona despoblada, en un furgón y una camioneta, hicieron descender a los militantes, los ubicaron uno al lado del otro -en un diámetro de no más de 20 metros- y le dispararon en la cabeza a cada uno de ellos, tras lo cual dinamitaron el lugar. Algunos pobladores advirtieron la explosión aproximadamente a las 4.30 de la madrugada del 20 de agosto de 1976. Una hora después, un grupo de obreros que se dirigía a su trabajo, encontró, a unos dos kilómetros de la Estación del Ferrocarril Urquiza, treinta cuerpos diseminados en un círculo: 20 de ellos eran de sexo masculino; el resto eran mujeres; la mayoría de ellos, adolescentes. No obstante, nadie podía llegar al lugar, porque un operativo de soldados cerró el lugar y a los reporteros gráficos que acudieron se les secuestraron las fotos tomadas. De los treinta cadáveres, dos se encontraban totalmente destrozados, producto del estallido, que, a su vez, provocó un foso de unos 80 centímetros de profundidad y un metro de diámetro.
Algunos de sus amigos en Paraná, la ciudad que lo vio nacer, lo recuerdan como el hombre elegante, de 1,80 metros de altura, siempre de buen estado físico y mirada algo agresiva. En 1950, Manuel Alejandro Morelli ya era subteniente del Regimiento de Caballería 6 de Concordia y allí conoció a quien sería luego su esposa: Susana Von Wernich, hermana del sacerdote que bendecía la tortura en la última dictadura, Cristian Von Wernich, actualmente preso por ese penoso rol. De familia liberal, antiperonista acérrimo, de inmediato hizo una buena relación con su querido cuñado. Aunque estuvo en dos oportunidades en Paraná, en la Segunda Brigada de Caballería Blindada –en 1969 primero y luego retornó a los 10 años-, casi nadie se acuerda de ello. Otros memoriosos solo indican que tenía muy buena relación con el arzobispo de esta capital y obispo castrense, Adolfo Servando Tortolo y con el mismo general Juan Carlos Ricardo Trimarco
Lo que nadie olvida es el poder que tenía el coronel Morelli en el gobierno del dictador Rafael Videla. De la mano del general Albano Harguindeguy -puesto que era hombre de su confianza, al igual que del general Guillermo Suárez Mason-, se transformó en el jefe máximo de la terrorífica Superintendencia de Seguridad Federal, ubicada en el edificio de calle Moreno N° 1417 de Capital Federal, que era una dependencia de Policía Federal y ocupaba nueve pisos. El 2 de julio de 1976 se produjo en el comedor de dicho edificio la explosión de una bomba que causó la muerte de 27 efectivos policiales. El comisario general Evaristo Besteiro, que estaba a cargo del organismo, fue desplazado y en su lugar quedó el coronel Manuel Alejandro Morelli.
El organismo de Morelli pasó a ser una dependencia de actividades ilegales a poco de asumir. En el tercer piso de la Superintendencia eran alojados los detenidos, en calabozos individuales y era habitual la aplicación de torturas de todo tipo a quienes se encontraban allí en forma clandestina. Para muchos, era el paso previo a las cárceles de Villa Devoto o La Plata. Para otros, era el paso a la muerte, todo bajo las órdenes estrictas de Morelli. “El coronel tenía que saber todo lo que se hacía en el edificio: desde el detenido, hasta el último torturado o ejecutado en alguna circunstancia. Si alguien le fallaba, lo hacía matar. No dudaba un instante”, recordó un viejo amigo, que escuchó tal frase, en confidencia, del propio militar.

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