Ese día, al mediodía, las docentes estaban despidiendo a los chicos cuando irrumpió a los gritos una vecina llamada María Elena. “Entró en forma desaforada diciendo que le habían pegado a su hijo menor”, contó una docente agremiada de la escuela que prefirió permanecer en el anonimato. Luego de culparla por la supuesta agresión a su hijo, la abofeteó y la arrinconó mientras la zamarreaba delante de los alumnos. Incluso, amenazó a su hijo. “Yo sé que este gringuito es hijo tuyo”, le dijo en presencia del chico que la viene a buscar a su madre luego de concurrir a una escuela cercana.
El policía de guardia no intervino y las explicaciones de su actitud, mencionadas en la asamblea, no fueron convincentes. Una de ellas es que no podía porque “es una escuela pública”; la otra es que “después iba a tener problemas”.
La docente agredida concurrió el otro día a la escuela, se sintió descompuesta y pidió licencia. Las docentes resolvieron enviar una nota al Juzgado de Instrucción N˚ 2 pidiéndole que no se la deje ingresar más a la institución. Como la agresora tiene hijos en la escuela, la solicitud es que se nombre a un tutor para que le comunique las novedades escolares. “No queremos que esté más en contacto con nosotras”, dijo la docente.
No es el único inconveniente que ha provocado la vecina. “Al parecer tiene atemorizado al barrio”, dijo la docente. En 2004, varios automóviles estacionados en la puerta de la escuela fueron rotos intencionalmente por la misma vecina y, a partir de ese momento, la escuela tiene un efectivo policial en la puerta aunque las docentes aparcan sus autos a prudencial distancia. Además, en todo este tiempo no dejó de amenazar al personal docente. El año pasado, los chicos no pudieron viajar al Palmar de Colón porque la madre se negó se suscribir un compromiso donde se estipulaba que solo podían viajar los alumnos que tuviesen buena conducta.
Desde el gremio le exigieron al Director Departamental Saúl Dri que hiciera la denuncia. Finalmente le funcionario acudió al Juzgado de Instrucción N˚ 2. De ahora en más, habrá dos policías en los horarios de ingreso y egreso a la escuela, 8 y 12 hs. Hay inquietud por su reacción cuando sea notificada que no podrá ingresar más a la escuela. “Va a reaccionar mal seguro porque ella es así; no se puede dialogar”, expresó la docente.
Aparentemente, la mujer también arrojó cascotes a la escuela. A principios de año, se inauguraron tres aulas nuevas pero los vidrios duraron dos días. “Los rompieron casi todos con gomeras. Alguien dice que vio a los hijos que tiraban las piedras”, señaló la docente. Además, la escuela sufrió algunos robos en el transcurso de este año.