La odisea hospitalaria incluyó un tour gratuito a través de pasillos, consultorios y ascensores del nosocomio. Todo podía haber terminado rápidamente, cuando una secretaría de los consultorios médicos externos señaló, ante el pedido de la enviada de este medio, que la entrega se hacía “únicamente de lunes a jueves pero que desde hace un tiempo que no se está dando nada y capaz más adelante se vuelve a entregar”.
Cuando la enviada estaba a punto de dar media vuelta, encontró casualmente a una empleada conocida del nosocomio que se comprometió a ayudarla. Recordando las palabras del secretario de Salud, José María Legascüe, quien dijo en marzo pasado que el sistema estará disponible en hospitales públicos y centros de salud de la provincia siempre y cuando “se solicite” y aclarando que “no habrá ningún impedimento” en su distribución, decidió perseverar en su búsqueda.
En consecuencia, se dirigieron a la farmacia del hospital, donde una encargada le volvió a negar el suministro de la pastilla y señaló que había enviado cerca de 15 cartas diciendo que cualquier ginecólogo está en condiciones de prescribirla. Además, señaló que había dos doctoras que podían entregarle la pastilla pero en ese momento estaban ocupadas.
La enviada volvió a recordar las palabras de Legascüe, quien en marzo pasado había participado del Consejo Federal de Salud y constatado que “en todas las provincias se está utilizando, porque está dentro del Programa Nacional de Salud Reproductiva, es un elemento anticonceptivo más de los que se utilizan. Así que la idea es que se usará sin inconveniente”. E, incluso, agregaba que la distribución no iba a ser afectada por “las reacciones de sectores rígidos y dogmáticos. Esa controversia se genera porque algunos consideran que la píldora es abortiva, y no lo es”.
Por lo tanto, decidió proseguir su búsqueda en los consultorios ginecológicos del hospital. En uno de ellos, el médico le respondió que primero debía sacar un turno, para posteriormente hacerse un análisis de sangre para determinar sino padecía alguna patología anormal en sus órganos reproductivos. Luego de tener esos estudios, podía llegar a tener la pastilla tan ansiada.
Cuando comenzó a perder esperanzas de encontrar la pastilla, volvió a recordar pero a Ginés González García, cuando vino a Entre Ríos hace poco y le preguntaron sobre la postura contraria de la Iglesia católica entrerriana al método por considerarlo abortivo. “Respecto a lo que diga algún hombre de la iglesia, lo dice desde la fe, y con eso no puedo discutir. Lo que puedo decir es que para la ciencia esto no es un anticonceptivo, y está aprobado en todo el mundo, incluso, en países con presidencias conservadoras, como el presidente (de Estados Unidos, George) Bush, que hace poquito lo pusieron de venta libre”. Además, se quejaba porque la Iglesia “quiere llevar la discusión a una palabra que no le gusta a ninguno”.
En consecuencia, decidió concurrir a otro consultorio, pero el ginecólogo aún no había llegado. Teniendo en cuenta que ya había pasado casi 60 minutos desde que había ingresado al nosocomio y desconociendo cuanto tiempo más debía esperar, desistió de seguir buscando la pastilla. Salió del hospital con una papeleta vacía que debía llenar con sus datos para conseguir un turno para que un ginecólogo la revise la semana que viene. El único inconveniente es que, para que sea efectiva, la pastilla debe suministrarse a las 72 hs. luego del coito.
Aún resonaban en su cabeza las palabras de González García: “les proveemos todos los procedimientos gratuitamente a los que no lo pueden comprar”.