En 2009, gracias a ese plan de construcción de viviendas populares se ejecutaron obras por 3.083 millones de pesos. En la provincia de Buenos Aires se invirtieron 950 millones en viviendas (30,8% del total), concentrados en el GBA. La segunda provincia más beneficiada fue Santiago del Estero, gobernada por el radical ultra-K Gerardo Zamora, con 240 millones pesos. Le siguen Tucumán, $ 182 millones; Salta, $ 180 millones; Entre Ríos, $ 137 millones; Chaco, $ 130 millones, y San Juan, $ 118 millones.
José Alperovich (Tucumán), Jorge Capitanich (Chaco), Sergio Urribarri (Entre Ríos) y José Luis Gioja (San Juan) integran el dream team de los “goberna” kirchneristas. Hasta mediados del año pasado, Juan Manuel Urtubey (Salta) era el mandatario joven preferido de Cristina, aunque después del 28 de junio amagó con algunos gestos de independencia.
En Santa Fe el programa destinó apenas $ 26 millones (0,8% del total) para la construcción de casas populares. Pese a ser una provincia con cuatro veces más habitantes, recibió una cuarta parte de lo invertido en San Juan. O un quinto de lo destinado a Entre Ríos, aunque casi la triplica en población.
Seguramente en todas esas provincias existe un gran déficit habitacional entre los sectores más pobres. Sin embargo, no hay justificación para la discriminación que sufren otras jurisdicciones, con similares demandas sociales, aunque conducidas por gobernadores catalogados de “díscolos” en Olivos.
Pero lo más ridículo es que en Santa Cruz se gastaron $ 28 millones, más fondos que en Santa Fe, con 14 veces más población y mayores niveles de pobreza que el terruño del matrimonio presidencial. Es lógico que el socialista Hermes Binner, marginado en éste y otros programas, impulse la discusión de un nuevo reparto de fondos entre Nación y las administraciones del interior.
En Córdoba, la segunda provincia más poblada del país, el plan Techo Digno invirtió sólo $ 55 millones (1,8% del total), la mitad de lo gastado en Entre Ríos, San Juan o Chaco y menos de un tercio de lo destinado a Tucumán. Vale recordar que, desde el conflicto con la dirigencia rural, Juan Schiaretti tomó distancia de la Casa Rosada y corrió en las elecciones del año último con lista propia. La disputa por los recursos escaló hasta el punto de una audiencia conciliatoria ante la Corte Suprema con Boudou, tras lo cual la ANSES accedió a girarle los fondos adeudados.
En Corrientes se construyeron viviendas por apenas $ 3,1 millones (0,1% del total). Tal vez sea casualidad, pero luce a escarmiento: el año pasado, el ex gobernador radical Arturo Colombi decidió abandonar su alineamiento con la Rosada y pegarse a la figura de Julio Cobos.
En Catamarca, otra provincia gobernada por un radical que jugó con Cobos (Eduardo Brizuela del Moral), el programa habitacional “devengó” sólo $ 21 millones, menos de la tercera parte de lo pautado en el Presupuesto 2009. Pero hasta el 31 de diciembre último, la Nación no había “pagado” un solo peso a los contratistas.
En contraposición, la gobernadora Fabiana Ríos, cuyos dos senadores fueron aliados indispensables para el oficialismo en los últimos tiempos, gozó de un trato privilegiado. En Tierra del Fuego –la jurisdicción más despoblada del país– el plan de viviendas ejecutó 65 millones, casi el triple de lo presupuestado.
La excepción a la regla “amigo-enemigo” que reina en Olivos es Mario Das Neves. En Chubut el plan de viviendas devengó 140 millones de pesos el año pasado, un monto muy elevado. Pero también es cierto que, hasta la elección del 28 de junio, el gobernador mantenía una aceitada relación con Julio De Vido, quien destrababa los recursos para infraestructura en la provincia, y hasta entonces también se cuidaba de no enfrentar abiertamente a Kirchner.