EL RADICALISMO LE PIDIO AL PERONISMO UN CANDIDATO PRESTADO PARA ENFRENTARLO EN LAS PROXIMAS ELECCIONES
Rogelio Frigerio (n) es un peronista de vieja data, nos atrevemos a presumir que desde que nació; su identidad política la heredó de su padre, Octavio Frigerio, un dirigente Justicialista; y su militancia se inició a los 15 años, desde el MID, un sello familiar que se integró al Justicialismo, militó en la juventud peronista que acompañó a Menem en la última década del siglo pasado.
En homenaje a la verdad debemos decir, que al igual que tanta dirigencia, R.F., carece de capacidades reconocibles para un honesto desempeño político, pero eso nunca ha sido obstáculo en nuestro país, para alcanzar posiciones en esta actividad. Sus méritos a este objeto han sido, en primer lugar, el padrinazgo de Héctor Magneto, que lo vio crecer, correteando al lado de su padre, Octavio, cuando este era el jefe de Redacción del diario Clarín y lo había incorporado (a H.M.) a la cuadra de la redacción. Y, en segundo lugar, su falta de escrúpulos: R.F. pertenece a la generación que alcanzó encumbramiento político por el vacío generacional que se produjo por el asesinato, a manos de la dictadura del 76, de decenas de miles de intelectuales y militantes políticos, cuya ausencia histórica motivó que una segunda y tercera línea de dirigentes, que de otro modo jamás hubieran emergido, por mediocres, tomaran la posta y se ubicaran en lugares preminentes, que de otro modo nunca hubieran alcanzado. Algunos pensarán, no todos, aunque si el escriba, que incluso el encumbramiento de Menem como máximo referente del justicialismo, se debió a esta circunstancia.
En la década del noventa se produjo el desguace y saqueo del país, que había comenzado y continuado con los sucesivos golpes militares, (el primero la “revolución libertadora”), del capital social acumulado por los argentinos durante el período de la 2ª. Guerra y la postguerra, en los que debimos industrializarnos a la fuerza, y que provocó la aparición de las clases obrera y media y sus organizaciones sociales.
Para gestionar este robo al patrimonio nacional, los estrategas no necesitaban luminarias, sino disciplinados inescrupulosos que siguieran las instrucciones preparadas desde fuera de nuestras fronteras; al estilo de Roberto José Dromi, un abogado, funcionario de la dictadura militar, al que ubicaron como interventor/intendente de la ciudad de Mendoza durante los años de plomo. Dromi, en 1989 fue nombrado por Menem Ministro de Obras y Servicios Públicos y le encomendó la liquidación de las empresas públicas que quedaban. Para ilustrar la calaña de estos ‘funcionarios’, en 1991, un par de años después de asumir, Dromi tuvo que renunciar por la enorme lista de procesos por corrupción, que finalmente lo condenaron en múltiples causas, entre ellas la venta irregular de terrenos de Radio Nacional, el cobro de sobornos para privatizar autopistas ¿les suena?, y el pedido de coimas al frigorífico norteamericano Swift, para seguir operando en el país, conocido como Swiftgate.
En ese contexto de degradación dirigencial, Rogelio Frigerio, con 26 años fue nombrado como Subsecretario de Programación Económica y Regional, y presidente del Fondo Fiduciario para el Desarrollo Provincial. (SIC), cargos para los que obviamente no estaba capacitado, ni tenía experiencia, solo se necesitaba un audaz que pusiera la firma donde le indicasen, para liquidar la banca pública en todo el país, cosa que aceptó inmediatamente.
Su gestión fue devastadora para el país federal y significó la ‘privatización’[i] de 19 entidades financieras en 16 provincias, entre las que se incluyeron: Chaco, Entre Ríos (estaba su socio Busti), Formosa, Misiones, Río Negro, Salta, Tucumán, San Luis, Santiago del Estero, San Juan, Mendoza (y Previsión Social de Mendoza), Jujuy, Santa Fe, Santa Cruz, Tucumán y Catamarca.
Este es Rogelio Frigerio, el peronista (SIC) que el radicalismo entrerriano acaba de encumbrar como su máximo referente político, mirando a las próximas elecciones a gobernador.
Y no es porque el radicalismo carezca de dirigentes capaces y honestos; me consta personalmente, porque conozco, aprecio y respeto, a decenas de radicales, en condiciones de controlar y llevar por mejor rumbo la divisa fundada por Hipólito Irigoyen. Pero lamentablemente, al igual que en el resto de las organizaciones políticas, son los lenguaraces, pintorescos y astutos, los faltos de escrúpulos; los que usan la política para conseguir ‘créditos blandos’ para resolver sus problemas financieros particulares, quienes controlan el partido en la provincia, y le han hecho el campo orégano a inescrupulosos como este R.F., que aparece, por obra y gracias de la prensa controlada por Magneto, como un novel dirigente, impoluto, sin pasado político
¿Y POR EL PERONISMO? ¿TENDRÁ UN CANDIDATO PERONISTA?
Eso es lo que está por verse, este peronismo que controla el partido, viene de fracasos como administrador de la provincia, a la que ha sumergido en un panorama de inequidad social y endeudamiento económico sin precedentes.
Los últimos gobiernos provinciales se han alejado años luz de los valores de la doctrina que debería haberlos inspirado. Nada de justicia social, y a raíz del fenomenal endeudamiento en dólares durante la presente gestión, tampoco independencia económica ni soberanía política. Y para agravar el panorama la democracia interna ha sido reemplazada por la ‘dedocracia’ una práctica que solo conduce al nepotismo, que a todas luces se ha instalado en el partido local; con resultados que omitimos mencionar porque están a la vista de todos, en las elecciones del mes pasado.
Se podría conjeturar que, por el fracaso de los ‘acuerdos de cúpula’ eufemismo que enmascara la permanencia de las trenzas superestructurales, el peronismo revisará sus métodos y elegirá sus futuros candidatos democráticamente, o al menos ese es el clamor que se escucha en sus bases, hartas de ‘conductores designados’.
En definitiva, volviendo al título de esta nota, tal se presentan las cosas, podemos imaginar que, en las próximas elecciones a gobernador, la provincia deberá optar entre dos candidatos: uno peronista… y el otro también.
