Entre la Cultura Cannábica y el ruin menudeo

El aumento del número de personas aisladas en sus casas por el coronavirus ha resultado en un incremento de la demanda de cannabis. Hoy, la ansiedad de no saber cuándo va a terminar la cuarentena y el encierro en sí mismo hacen que una sustancia inmunodepresora como la marihuana se potencie y sea utilizada para despejarse o conciliar el sueño.

El aumento de la demanda, la condición de ilegal de la hierba y las restricciones que trae aparejada la cuarentena ha llevado a gente que practica el autocultivo a sacar provecho de la situación, traicionando conceptos de la cultura cannábica que siempre ha tratado de darle al psicotrópico una imagen alejada del tráfico ilegal de estupefacientes y el aprovechamiento económico de su consumo. Intentando llevarla a un escenario ameno, amistoso y más emparentado con la yerba mate: Nadie vende la yerba que tiene en su casa, a lo sumo se la guarda para consumo personal, la comparte o convida, pero sin un propósito de renta.

Consultado por DiarioJunio, el Jefe Departamental de Policía, Jorge Cancio, contó que “prácticamente no se están detectando movimientos de venta al menudeo. Tampoco actitudes sospechosas durante la noche, por lo uno podría estimar que estarían cambiando los métodos de distribución –por teléfono a través de delivery, por ejemplo- o, efectivamente, los consumidores se podrían estar volcando al cultivo de las plantas dentro de sus casas, pero no creo que hablemos de grandes cantidades. Si bien hace días encontramos 22 plantas en el distrito Yuquerí a orillas del arroyo, hallazgos así no son frecuentes.”  

Un consumidor habitual de marihuana le explicó a este medio que “la idea era que la gente deje de comprarle a un dealer (anglicismo utilizado para nombrar al vendedor de drogas minorista) y que pueda cultivar su propia marihuana. Pero no todos tenemos espacio y posibilidad en nuestras casas para hacerlo, y algunos oportunistas de esta situación se comportan como un transa común» (vendedor de drogas en la jerga).

Según pudo saber este medio, hoy en Concordia, un cigarrillo de marihuana de una planta de cultivo hogareño se estaría comercializando a un precio que ronda entre los 150 y 200 pesos.

Sin temor a equivocarnos, podemos decir que el cannabis sería la sustancia ilegal más consumida en Concordia. Tanto así que -por más que no haya estudios oficiales que nos avalen- es evidente que el cultivo de la planta ha crecido de forma exponencial en la ciudad; lo que se puede inferir por la incipiente cantidad de allanamientos en domicilios, terrenos baldíos y campos donde se han confiscado numerosas plantas de marihuana.

El consumo de marihuana y sus derivados (aceites, yerbas, galletitas, cremas para el cuerpo, etc.) va dejando de ser un tema tabú y más personas reconocen su uso recreativo o medicinal, su consumo ocasional o habitual. Y, por más que la ley la siga considerando una sustancia prohibida, la policía no suele perseguir a los consumidores como lo hacía tiempos anteriores; la Justica ya no los penaliza y -a lo sumo- los trata como adictos, pero no como delincuentes.

Hay determinadas situaciones en que la sociedad avanza y las instituciones -aunque más lerdas- se adaptan.

La marihuana es un caso de esos. Ante el fracaso que han tenido las políticas antidrogas hasta hoy, se hace cada vez más impostergable el debate sobre la posibilidad de su legalidad y una comercialización controlada que pueda terminar con los malos hábitos, los abusos, las consecuencias negativas que la prohibición suele acarrear para toda la sociedad y la gran hipocresía circundante alrededor del consumo de esta planta.

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