El cuerpo fue sometido a placas radiográficas y otros estudios. Luego de realizarse la autopsia al cadáver, Guerrero sostuvo que estaba en condiciones de afirmar, por información del médico forense, que se produjo por una muerte natural porque “no tenía traumatismos visibles ni lesiones compatibles con golpes que determinen que se haya tratado de un hecho violento e ilícito”.
“No se sabe la identidad. Se pueden tener indicios de quien puede ser pero para decirlo hay que tener certeza ante este tipo de cosas”, mencionó Guerrero. No obstante, la Policía determinó la identidad y la edad aunque el estado de putrefacción era tal que tampoco se podía deducir a simple vista. “Estaba ubicado en una zona muy húmeda y por lo tanto la flora digamos lo dejó en un estado de descomposición avanzado”, precisó el fiscal.
Aparentemente el hombre solía pernoctar en el lugar donde fue hallado su cuerpo debido a que tenía algunos enseres personales cerca: un bolsito precario, dos tenedores y una cucharita. En el brazo derecho tenía un tatuaje de un águila y debajo la palabra “Mamá”. Guerrero sostuvo que el dibujo puede servir para identificar en el caso de que alguna persona pueda conocer al fallecido.
El lugar donde se produjo el hallazgo es una especie de basural. Debido al olor característico de los desperdicios, la emanación maloliente del cadáver pasó desapercibida. Además, el cuerpo se encontraba debajo de maleza “bastante alta”. Estaba vestido con zapatillas, pantalón, camisa. Los investigadores tomaron las huellas y material biológico para futuras pruebas de ADN.