Tras la reunión, las autoridades comentaron su convencimiento de que la planta se hará en Fray Bentos. Sostuvieron que el ejecutivo de ENCE ratificó que la inversión en Uruguay es «parte sustancial de la estrategia» de la papelera. También dijeron que Rodríguez se interesó por apurar algunos trámites de autorización pendiente sobre los permisos de construcción de obra civil.
Según fuentes del gobierno, el jefe de Estado oriental exhibió una carta que el presidente de ENCE, José Luis Arregui, le había enviado para confirmarle la inversión de la fábrica.
Tras la versión divulgada el sábado por La Nación sobre la consideración de ENCE de no construir la fábrica de celulosa en Fray Bentos, en Uruguay se esperó una versión oficial directa de la empresa española.
Por la mañana, el tema había sido comentado entre Tabaré Vázquez y los hombres de su gabinete, que se reunieron en la residencia presidencial del Prado, en sesión de Consejo de Ministros, para analizar nuevas leyes de combate a la delincuencia.
Según fuentes vinculadas con el proyecto, ENCE no aseguró que construirá la planta en el lugar previsto, aunque en el Ministerio de Medio Ambiente se descontaba ayer que la obra se hará en esa zona cercana a la de Botnia.
En el sitio web de ENCE, la planta en Uruguay figura en la División Celulosa de la empresa con el nombre oficial de Celulosas de M Bopicuá y un pequeño cartel que indica: «Fábrica en estudio de viabilidad».
Una eventual frustración del proyecto tiene para Uruguay dos lecturas negativas: la primera y principal, la pérdida de una gran inversión privada con el efecto positivo que ello tendría en el nivel de producción y de empleo; la segunda, el malestar por una posible derrota político-internacional ante la ofensiva argentina para frenar las obras. Algo así como «que no se salgan con las ganas» de bloquear las papeleras.
Mientras Uruguay confía en que pese a la resistencia argentina las tres plantas (Botnia y ENCE en Fray Bentos y Stora Enso en el centro del país) se conviertan en realidad, muchos interesados directamente cruzan los dedos para que se despejen las dudas que se mantienen sobre el proyecto español.