ENCE podría trasladar 30 kilómetros al sur su pastera

Según publicó ayer el diario uruguayo El Observador, el presidente de la compañía, Juan Luis Arregui consideró «un despropósito los 7 kilómetros que separan la planta de su empresa y la de Botnia, ambas ubicadas sobre el río Uruguay» por lo que habría sugerido la relocalización.
Fuentes empresariales citadas por el diario indicaron que los primeros estudios consideraron al departamento de Rocha, sobre el océano Atlántico, un buen lugar para mudar el proyecto, por la gran cantidad de árboles que hay allí plantados, pero la idea pronto fue desestimada.
La principal razón, y por la que luego se optó por la ciudad de Mercedes (situada sobre el río Negro, que divide en dos al país, y desemboca en el río Uruguay) fue que la compañía tiene casi toda su infraestructura e inversiones en campos del litoral oeste del país.
El grupo fue uno de los primeros en venir a invertir a Uruguay, cuando desde el gobierno de Luis Alberto Lacalle (1990-1995) se alentó y se dio facilidades a los interesados en la forestación. Hoy ENCE, a diferencia de la finlandesa Botnia, no está tan adelantada en la construcción de su planta, pero tiene en funcionamiento un puerto (M’Bopicuá), dos plantas de astillado (una en Fray Bentos y otra en el barrio Peñarol, en Montevideo), un aserradero cerca de la ciudad de Young, y 62 mil hectáreas forestadas en campos del centro y suroeste de Uruguay.
Una fuente allegada a ENCE confirmó a Clarín que Arregui (quien asumió en abril) cuando llegó por primera vez a ver las instalaciones «tomó conciencia de la gran cercanía de ambos proyectos y ahí comenzaron algunas de sus dudas».
La incertidumbre llegó estos días a los mismos funcionarios cuando una nota interna —firmada por el Consejero Delegado, Jorge Oyarzábal, y distribuida entre algunos funcionarios en España y también en Uruguay— hablaba de la eliminación de las fundamentales divisiones Celulosa y Forestal y de otros importantes replanteos en la gestión de la compañía, tras la finalización el próximo 30 de junio de la primera etapa del plan de obras.
Fuentes consultadas por Clarín confirmaron la posición del titular de la empresa con relación al gobierno uruguayo y los gerentes locales. Cuando los cancilleres Didier Opertti y Rafael Bielsa acordaron de palabra la construcción de la planta no había en ese momento problema con el gobierno argentino.
Las dificultades sobrevinieron después cuando el gobierno uruguayo dio vía libre a la inversión de los finlandeses, y los responsables locales de la empresa —según Arregui— no mostraron en ese momento «suficiente firmeza».

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