La presidenta Cristina Fernández de Kirchner llegó a Montevideo anoche con una agenda ajetraeda. Además de participar hoy de la Cumbre del Mercosur, durante la cual se hará cargo de la presidencia pro-témpore del bloque por seis meses, la mandataria abordará en su viaje una cuestión sensible: la salida al conflicto que la Argentina mantiene con Uruguay a raíz de la instalación de la pastera Botnia. La presidenta clausurará el encuentro de presidentes, en el que también estarán los jefes de Estado Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Fernando Lugo (Paraguay), Tabaré Vázquez (Uruguay) y Hugo Chávez (Venezuela).
También estarán como invitados la chilena Michelle Bachelet y el peruano Alan García. El reelecto Evo Morales avisó que no podrá asistir.
Pero las miradas estarán en José “Pepe” Mujica, quien hará su primera presentación como presidente electo de Uruguay.
Con Botnia como eje, Cristina se reunirá con Mujica por la tarde, al margen de la cumbre. En una señal de distensión, la mandataria decidió además prolongar su estadía para participar de una cena organizada por Mujica para agasajar a los presidentes.
Más allá del fallo del Tribunal de La Haya, que se conocerá recién en marzo, la intención de Mujica y el gobierno argentino es lograr una solución al conflicto pagando el menor costo político. Ayer, el canciller uruguayo, Pedro Vaz, repitió la necesidad de un diálogo constante para una salida. En ese sentido, los Kirchner apuestan al diálogo cercano y afectuoso que mantienen con Mujica, frente a la frialdad que caracterizó la relación con Tabaré Vázquez.
Una fuente allegada a Mujica le dijo ayer a El Cronista que la salida al conflicto por la finlandesa Botnia está encaminada y pasaría por un acuerdo económico. En concreto, según la fuente, la propuesta sería que Finlandia garantice inversiones en territorio argentino a través de instalación de fábricas en la zona de Gualeguaychú y que, a cambio, los asambleístas pongan fin al bloqueo del paso internacional.
“La idea es que las fábricas ayuden económicamente a Gualeguaychú y que, a la luz de los informes que indican que la contaminación de Botnia de la que se habla no es tal, los asambleístas levanten el corte”, dijo la fuente. Las fábricas no tendrían nada que ver con la industria de la celulosa ni pondrían en juego la cuestión ambiental.
Pero habrá que ver si los términos de esta nueva propuesta son suficientes para seducir a los asambleístas, que una y otra vez han dicho que el primer paso para “empezar a pensar” en levantar el corte es que Botnia sea relocalizada, algo que el gobierno uruguayo (y Mujica) rechazan de plano. Hasta ahora, las diferentes salidas que se exploraron chocaron con la instrasigencia de la Asamblea de Gualeguaychú, algo alimentado por la inacción del gobierno de los Kirchner ante el corte.
Hace dos semanas, la prensa uruguaya dejó trascender una versión –citando fuentes del Frente Amplio– que indicaba que Mujica estaba evaluando una propuesta del gobierno de Cristina Kirchner que consistía en levantar el corte del puente antes del verano a cambio de que Uruguay apruebe la candidatura de Néstor Kirchner como secretario general de la Unasur. Pero Mujica salió inmediatanmente a desmentirla. Y lo mismo hizo la embajada argentina en Montevideo.
Ayer, la esposa de Mujica, la ex dirigente tupamara Lucía Topolansky, volvió a negar esa versión. “No le vamos a pedir al Gobierno argentino que desaloje por la fuerza el puente, porque sabemos que por la fuerza no se logra nada”, dijo.
Mujica ha dicho en varias oportunidades que quiere llegar a una salida antes del verano. El mismo día en que fue electo (29 de octubre) mantuvo una reunión con Rafael Follonier, secretario de la Unidad Presidenta en la Casa de Gobierno, y con el embajador de Argentina en Uruguay, Hernán Patiño Mayer. En los dos años de producción Botnia se ha colocado en el sexto lugar de las principales exportadoras del Uruguay, según informó la Unión de Exportadores.