En un clima enrarecido, reabrió el Hostal del Río

De no haber resultados concretos en la investigación policial, el incendio que sufriera parte del techo del Hostal del Río, va camino a archivarse en el inconsciente colectivo. Quedaría así en el anecdotario popular como uno de los tantos sucesos que la ciudad de Concordia observa sin demasiados cuestionamientos.

Poco pareciera importar que el siniestro se haya declarado en un edificio perteneciente a la municipalidad y en donde se ultiman detalles para albergar a cientos de jóvenes los fines de semana. Esto sin minimizar que se trata de un lugar tan caro para aquella identidad individual y general de los que pisan esta ciudad.

Nuevamente, con otra reapertura del Hostal, algunos secretos comienzan a ser sacados a la luz del día en el ambiente de la diversión nocturna. Dejando al descubierto una industria donde no todos sus actores están acatando los acuerdos tácitos de sana competencia, y donde al Estado municipal le cuesta interpretar el rol de juez imparcial.

La desconfianza llegó a que se sospeche, con firmes argumentos, que algún inescrupuloso pondría poner en riesgo la vida de terceros, con tal que un emprendimiento ajeno fracase.

No solo humo salió con el incendio del hostal

Como si fuese un sistema de defensa ante las generalizadas sospechas, funcionarios municipales, efectivos policiales, propietarios de boliches y otros actores de la vida nocturna, comenzaron a ventilar algunas de las diversas actividades non santas que se desarrollan en la intermitencia de las luces de colores y el volumen elevado.

Es así que con lujos de detalles, pero siempre pidiendo reserva de la fuente, cuentan como un grupo de policías termina convenciendo a algunos propietarios de boliches de las ventajas de contratarlos como servicio de seguridad privada.

Entre algunos de los beneficios figuran por ejemplo, el saber con anticipación cuando habrá operativos que son organizados “sorpresivamente”, para buscar en el interior de los boliches jóvenes consumiendo alcohol y otros tipos de posible violaciones a las normas. Algunos incluso van mas allá, confiesan pormenores de como funciona un aceitado circuito de venta y consumo de droga; del cual no serían ajenos los organismos de control. Aunque en rigor, no son necesarios mayores datos para preguntarse como el común de la gente noctambula conoce donde se puede conseguir “merca” o marihuana y esa información no llega a los servicios de inteligencia de las distintas fuerzas.

Cada una de las fuentes consultadas coincidió en destacar que las irregularidades no se dan bajo su responsabilidad, pero en la vereda de enfrente desnudaron coimas a granel, droga en abundancia, policías de oferta, adulteración en la rendición de entradas y toda una serie de acciones donde lo ilegal reina.

Cresto y su cruzada

Desde el comienzo de su actual gestión, el intendente Juan Carlos Cresto no ha tenido una buena relación con los empresarios de la diversión nocturna, y en algunos casos las discusiones llegaron a la imputación de graves delitos.

A principios del año 2004, el titular del Ejecutivo municipal motorizó toda una serie de medidas para limitar el horario y la edad de quienes podían participar de la vida noctámbula, rubro que se ha incrementado notablemente en la ciudad de Concordia.

Las medidas incluyeron la polémica “Ley Seca”, que establecía claramente cuales eran los lugares donde se podía comprar y consumir bebidas alcohólicas después de las 22,00 hs, con el destacado que estaba expresamente prohibida la venta y expendio a los menores de 18 años.

Posteriormente se intento implementar sin éxito un límite horario para el funcionamiento de los locales bailables. Fue en ese contexto donde Juan Francisco Schoeneman, responsable de Costa Chaval Disco criticó la aplicación de estas medidas, asegurando que “capaz que lo que quieren (desde la municipalidad) es turismo de tercera edad”, dando a entender que toda esta serie de normas traería aparejado el alejamiento de contingentes juveniles.

La respuesta del intendente Juan Carlos Cresto no se hizo esperar, afirmando esas declaraciones representaban “una opinión interesada, si lo dice alguien que comercia con la noche, con la droga, con el alcohol”. Si bien el titular del ejecutivo aclaró después que no sabía “quien opinó eso”, dando a entender que lo suyo era una generalización.

Después de ese cruce de palabras se pasó a la acción. El boliche Costa Chaval fue inspeccionado el último fin de semana de agosto del 2004 y del operativo no solo participaron agentes municipales, si no que como en las mejores épocas del terrorismo de Estado, en plena fiesta de los estudiantes ingresó el grupo especial de infantería de la policía provincial, camuflados con pasamontañas y armados con escopetas y otras armas largas. La respuesta de los jóvenes fue una manifestación inmediata y espontánea hasta la casa del intendente Cresto, donde en plena madrugada le reprocharon la forma en la que se implementaban las normas.

El hostal y sus adjudicaciones

El boliche mas emblemático de Concordia tuvo rachas disímiles donde por momentos se lo disputaban varios oferentes y en otras ocasiones era solo un edificio para el que se proyectaban otros fines.

Fuentes policiales incluso recordaron a DIARIO JUNIO que no es la primera vez que un concesionario del boliche sufre “llamativas” agresiones. Fue en el año 2000 cuando el local fue concesionado a Héctor Dell Orto y en la noche de la apertura le arrojaron una gran piedra contra el vidrio de su automóvil. En un hecho que si bien no fue denunciado, la policía lo vinculó con lo discutido que había sido el proceso de adjudicación.

En lo que respecta a la gestión de Juan Carlos Cresto la intención de adjudicarlo a través de un llamado a licitación también atravesó un camino pantanoso lleno de denuncias y sospechas de favoritismo.

A fines del 2004 la intendencia de Cresto llevaba un años de gestión y fue allí cuando se comenzó a trabajar para la reapertura del boliche. Luego de un llamado a licitación declarado desierto, el local fue adjudicado de manera directa. Denunciándose desde la municipalidad que hubo un boicot desde el sector privado para que nadie se haga cargo del Hostal

La adjudicación duraría pocos días porque luego de una denuncia por venta de alcohol a menores, el municipio debió clausurarlo.

Por entonces las discusiones pasaban fundamentalmente por el pliego licitatorio y no por las medidas de seguridad. Días después sucedería la tragedia en el boliche porteño República Cromagnón y el funcionamiento de las discos pasaría a estar en el ojo de la tormenta y nada sería igual.

Post Cromagnon

A partir de la tragedia en el recital del grupo Callejeros, en todo el país hubo una movida a favor de intensificar las medidas de seguridad en los locales bailables.

Lo sucedido en el boliche porteño era tan condicionante que el propio Juan Carlos Cresto aseguraba que si los boliches bailables de Concordia «no traen una certificación del cuerpo de bomberos» que habilite sus elementos de lucha contra incendios, «nosotros no lo habilitamos». Una afirmación que se contradecía abiertamente con la aprobación para que el hostal funcione como boliche bailable. Ya que el fue inspeccionado por Bomberos Zapadores el 22 de diciembre de 2004 y determinaron que el local no reunía entonces las condiciones de seguridad y de evacuación en caso de incendio. Como única explicación, Cresto decía que todas las denuncias se debían a los intereses de los comerciantes de otros boliches.

Pero la polémica no terminaría allí, el propio intendente admitiría posteriormente que “nosotros no podemos clausurar a todos los comercios que no les funciona el matafuego o no tienen una luz de emergencia. Pero si podemos ponerle plazo para que cumplan los requisitos”. Como excusa agregó, “la realidad es que la vida de las personas está expuesta a riesgos en una confitería, en un remis, en un avión o en un tren, en la calle se corren riesgos”. Y con respecto al techo de paja del Hostal de Río argumentó que “toda la vida tuvo techo de paja, no podemos dejar de habilitarlo”, sentenció.

Finalmente, la exposición mediática del caso, la intransigencia del Bomberos Zapadores para no habilitar el lugar en esas condiciones y la actitud responsable de varios concejales obligaron a que los actuales concesionarios debieran realizar un tratamiento antiflama en el techo de paja del local. Fue esto justamente lo que permitió que el incendio del pasado martes no tuviera consecuencias mayores y se extendiera a todas las instalaciones. Las llamas se apagaron, pero la temperatura alrededor del Hostal permanecerá elevada hasta la próxima semana.

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