Respecto de las obras públicas, señaló que quienes están detrás son los grandes empresarios; se paga “el doble de lo que vale y el empresario no ignora lo que vale eso; sabe que eso tiene un costo”, señaló al programa “Despertá con nosotros” (FM Activa).
En cuanto a las pautas publicitarias distribuidas en los medios, dijo que entrañan un manejo “extorsivo”. “Aunque no lo note el dueño del medio muchas veces pero es así. Aunque no te digan nada porque muchos se han enojado y me han dicho que no los han llamado para decirles nada. Es que no necesitan”, agregó, haciendo referencia elípticamente a un mecanismo de “autorregulación” que funciona en el periodista.
También señaló que existe un “festival del subsidio que tiene un claro fin anestesiante”. Los grandes subsidios a muchas instituciones a veces no apuntan solamente a beneficiar la institución sino también a “acallar a los directivos de esas instituciones que a veces tienen una posición política o una manera de ver las cosas diferente. Hay muchos ‘tocados’ por este tema y les cuesta reconocer que la cosa es así”.
Apostar a la educación
Martínez Garbino señaló que hay que fortalecer la educación. Para ello, hay que restar recursos del gasto social para volcarlos en las escuelas. “Es el gasto (social) que más crece en los presupuestos en términos comparativos”, dijo. También consignó que “hay un retaceo” y cuesta mucho avanzar en el “presupuesto educativo” mientras que avanza “enorme” y “geométricamente” el presupuesto legislativo. “Hoy tranquilamente podés quitar $ 40 millones que no se van a resentir para nada la tarea legislativa y sirve para la politiquería; no entiendo que un legislador tenga que hacer acción social”, apuntó.
El candidato recalcó que el gasto social crece “año tras año”. “¿Esa acción social directa adonde lleva? a una cuestión sinfín; como una rueda que gira y gira y es cada vez más grande”.
En cambio, apuntó a que la mejor política social es la educativa. “La atención directa social de los municipios y de la gobernación no puede estar más en manos de la politiquería. Tiene que volcarse a la escuela con el personal, con los recursos porque creo que es una manera de terminar con una parte del clientelismo para que un maestro pueda dedicarse exclusivamente a su misión de enseñar y de perfeccionarse”, indicó.
Puesto a opinar sobre el conflicto docente, expresó que tras el “deterioro salarial, se esconde una desaprensión o una desvalorización de la educación de parte de la misma sociedad”. Todo lo descripto forma parte de un proceso que viene “paulatinamente degradando el rol de la escuela y del maestro”.
Martínez Garbino señaló que las escuela actual es “la escuela de la tristeza, de la violencia, del maestro mal pago, del chico mal comido. El Estado tiene que tomar una definición acompañado por la sociedad. Hay sectores del estado mismo que tienen que volcarse en la escuela. No podemos seguir teniendo un maestro cuya misión no pasa solamente por la de enseñar sino que es un asistente social más”.