Acevedo explicó que quisieron mantener un equilibrio entre la realidad a la cual están sometidos los animales y la de quienes utilizan a los equinos para trabajos informales. “A veces nos encontramos con que prohibir genera una falta de un recurso económico para las personas que hacen este trabajo. Por eso buscamos un punto medio”, dijo.
Además en la ordenanza se estableció donde quedarán los equinos, quienes se harán cargo de los animales, de qué manera serán atendidos y la posibilidad de otorgarles a quienes voluntariamente entreguen un caballo un vehículo a motor para seguir realizando la actividad que desarrollan.
“Este es un tema cultural. Seguramente quienes ejercen esta actividad son hijos de quienes ejercían esta actividad y quienes inconscientemente o conscientemente al animal no le dan el valor que tiene. Lo ven como un ser mínimo que no necesita cuidado, que uno lo puede maltratar o someter a cualquier tipo de esfuerzo. Y no es porque sea mala persona o porque no tenga sentimientos hacia el animal: es lo que aprendió en su vida”, mencionó.
Por ello, Acevedo recalcó que impusieron dos metas. Una de ellas era cuidar al equino y, la otra, cambiar culturalmente a las personas que realizan este tipo de trabajos acompañándolos económicamente para qué se desarrollen en otras actividades.
Sin embargo, mientras se cumple el plazo de cumplimiento total de la medida, la ordenanza faculta al Ejecutivo a quitarles el equino y confiscar el carro y la carga que transporte cuando se encuentren en la calle animales siendo golpeados, en mal estado, desnutridos o lastimados. “Hay tantas cosas que te encontrás en la calle. A veces los pobres caballos se derrumban en la calle, se desmayan por la situación de desnutrición que tienen”, indicó la concejal de Cambiemos.
Además se prohíbe taxativamente la conducción de carros por menores de edad. La concejal aclaró que la medida busca evitar que corra riesgo la vida del animal, del menor que va conduciendo y de terceros. “El tema de los carros en la calle genera una peligrosidad hacia los demás quienes andan en la vía pública”, dijo.
Hasta el momento, no hay un relevamiento exacto acerca de la cantidad de carros que circulan y de animales que tiran de los mismos. Por ello, desde el Concejo se entregarán herramientas a las personas que voluntariamente quieran realizar un censo de animales que son empleados para cirujeo o transporte de elementos en la ciudad. Cuando se promulgue la ordenanza, van a convocar a quienes se sientan interesados de trabajar en esa temática.
No obstante, una estimación provisoria arroja una cifra que ronda los 800 animales. De todas formas, no es exacta. Acevedo indicó que una familia puede llegar a tener hasta cuatro animales. Y se concentran en las zonas de mayor vulnerabilidad o pobreza. En Paraná, se concentran en lugares como “Hernandarias al final o el barrio Pancho Ramírez”. Muchos habitantes de esos lugares se dedican al “cirujeo” o a la recolección de cartones, entre otros elementos.
Acevedo destacó que siempre tratan de trabajar en conjunto con los protagonistas directos de las medidas que toman. Lo hicieron con los geriátricos, jardines maternales, etc. “Siempre trabajando con quienes conocen la tarea porque quienes conocen están en el lugar y saben”, dijo. En este caso, destacó que las entidades proteccionistas acompañaron y celebraron la sanción de la ordenanza. Desde el Concejo trabajaron con mujeres jóvenes que están muy comprometidas con los derechos de los caballos, perros, etc. No reciben gratificación económica y en horarios donde la mayoría duerme “ellas andan buscando los animalitos para resguardarlos, cuidarlos”, dijo la edil.