Esta decisión se puso de manifiesto hoy con dos visitas relámpago de la jefa de gobierno a puntos de concentración de refugiados en Berlín, uno en el barrio periférico de Spandau y otro en una escuela del distrito multiétnico de Kreuzberg.
En Spandau, la jefa de gobierno insistió en la necesidad de acelerar la evaluación de las solicitudes y, con ello, las posibilidades de una rápida incorporación al mercado laboral, previa la oportuna capacitación, para quienes llegan al país buscando refugio.
En Kreuzberg, en tanto, Merkel visitó una de las llamadas "clases de bienvenida", donde cientos de menores aprenden alemán y otras materias desde posiciones de partida muy distintas, que van del práctico analfabetismo a quienes fueron escolarizados en su país de origen. "No puedo más que felicitar a cuántos trabajan aquí por su labor. Asumen con gran compromiso una tarea integradora envuelta en enormes dificultades, mientras día a día llegan al país miles de nuevos solicitantes", dijo la canciller desde el patio de la escuela.
Paralelamente, la ministra de Trabajo, la socialdemócrata Andrea Nahles, informó en una comparecencia ante el Parlamento (Bundestag), que el gobierno destinará alrededor de 1.100 millones de euros a la integración en el mercado laboral del colectivo. "El destino de todas las personas será tomado en serio", afirmó la canciller, para quien en esa consideración entran tanto los niños por escolarizar como los adultos que buscan trabajo.
Los desafíos logísticos son enormes, recordó Merkel, mientras su vicecanciller y ministro de Economía, además de líder del Partido Socialdemócrata (SPD), Sigmar Gabriel, informaba ante el Bundestag que en lo que va de año han llegado al país 450.000 solicitantes de asilo.
El giro en la política de refugiados germana supone una ruptura en relación a los años 90, con el alud de refugiados procedentes de los Balcanes, y se explica porque la tasa de desempleo está actualmente en el 4,8%, una de las más bajas de la UE.
Los expertos llevan tiempo advirtiendo que debido al envejecimiento de la población el país necesitará en el futuro cubrir las necesidades de mano de obra con cerca de 500.000 inmigrantes por años, precisamente la cifra recogida por el gobierno alemán.
En esa atmósfera, las visitas de hoy se diferenciaron notablemente de la realizada 15 días atrás a un centro de refugiados de Heidenau, en el este alemán, en un ambiente enrarecido por los ataques xenófobos contra albergues de asilados y donde la canciller fue abucheada por cientos de ciudadanos.
Hoy, Merkel fue aplaudida al llegar a Spandau, mientras que en Kreuzberg fue acogida con simpatía, según relataron profesores y alumnos al término de la visita, en la que no se autorizó la presencia de cámaras.
Merkel prometió que Alemania asumirá con responsabilidad esa tarea desde su posición de primera economía europea y apuntalada en su saneado mercado laboral.
El propósito de Merkel ahora es convertir a unos refugiados teóricamente temporales en ciudadanos integrados, de acuerdo a las demandas de mano de obra del país y a sus necesidades demográficas.