Según datos de la Dirección de Epidemiología, de los 40 casos que registrados en lo que va del 2018 la mayoría fueron atendidos en hospitales de Diamante, Colón, Federación, Gualeguaychú, Paraná y Uruguay. En este marco, la responsable del Centro de Información, Asesoramiento y Asistencia Toxicológica (Ciaat) de la cartera sanitaria, Analía Corujo, indicó: “Este año se presentaron casos de gravedad, que han tenido que ser derivados a hospitales para el correspondiente tratamiento. El gas puede afectar tanto a personas como a animales, siendo especialmente susceptibles niños, embarazadas, ancianos, personas con enfermedades cardíacas, respiratorias o anemia y las mascotas”.
“El monóxido de carbono se produce cuando no hay suficiente oxigeno en el ambiente, y se forma por su combustión incompleta –explicó la profesional–. Por esto, deberíamos calefaccionar durante el día, pero siempre dejando unos cinco centímetros abierta una ventana o puerta para que circule aire”, insistió.
El diagnóstico precoz, salva vidas
Los síntomas que produce la intoxicación por monóxido pueden simular cualquier otra enfermedad, incluso de las estacionales. En general, se presenta con dolor de cabeza, náuseas y vómitos, al igual que las intoxicaciones alimentarias. Pero en este caso particular, hay tendencia al sueño, dolores musculares y, como gravedad, pérdida de conocimiento y convulsiones. Además, las mascotas también presentan cambios en la conducta, con desasosiego o la intención de querer salir, como llamado de atención.
En principio, para evitar intoxicación, todos los artefactos domésticos que funcionen con combustible a gas o leña (como estufas, calefones y calderas) deben ser instalados y revisados periódicamente por personal matriculado. “Si la llama cambió de color y no es azul, es signo de que está andando mal”, precisó Corujo, a la vez que agregó: “A veces funciona perfecto, pero la salida al exterior está tapada con basura, nidos de paloma o suciedad. Nunca hay que anularla, porque todo el gas tóxico va hacia adentro”.
“También hay que tener cuidado con calefones, termotanques y hornos. Cuando hay asfixia por gas, produce excitación en la persona; cuando es por monóxido, te adormece y no te das cuenta”, remarcó.
Por último, Corujo destacó: “No se deben utilizar el horno o las hornallas de la cocina para calefaccionar el hogar; y aquellos casos donde se utilicen braseros o estufas a kerosén, tener presente que tanto al momento de ser encendidos como al apagarlos se deben retirar al exterior. Además, las chimeneas del hogar y sus tirajes deben ser mantenidos y limpiados anualmente”.