Mazetto, quien trabaja en el periódico digital ‘La Región Digital’ de La Criolla, explicó que en septiembre pasado se detectó el primer caso. Pero se trataba de una persona domiciliada en La Criolla, que se realizaba diálisis en Concordia. Estuvo 37 días internado en el Masvernat. Aunque prácticamente no tenía síntomas, los hisopados le daban positivo y por eso no podían darle el alta. Más allá de eso, la comunidad estaba tranquila porque daban por descontado el paciente se había contagiado en Concordia.
La situación cambió radicalmente desde la semana pasada cuando se detectaron siete casos en residentes de diferentes ligares del pueblo sin contacto entre sí. El único nexo confirmado es que tres de los casos se dieron en trabajadores de un establecimiento arandanero. Se trata de la empresa más grande y emplea a 750 trabajadores. Lo preocupante es que la inmensa mayoría son de Concordia y viajan diariamente en 15 colectivos: 50 en cada micro. En La Criolla creen que el virus llegó desde Concordia ya que no hay trabajadores contratados y traídos de otras provincias, como Santiago del Estero o Misiones, algo que suele suceder todos los años.
Mazetto aseguró que dialogó con el intendente de La Criolla, Ariel Stuker, quien le manifestó las complejidades de poder controlar lo que sucede en las empresas arandaneras. En primer lugar, se trata de una actividad esencial que trabaja sobre productos perecederos como la fruta. Y, este año, se necesita más mano de obra que años anteriores. Años anteriores, tres días de lluvia ocasionaban cuantiosas pérdidas de fruta (el arándano es muy sensible al agua) que se echaba a perder. Pero este año se da lo contrario. Con la ausencia de precipitaciones, el arándano madura tan rápidamente que no dan abasto para cosecharlo. Incluso, el capataz de la empresa que emplea a 750 personas le aseguró que ese plantel trabaja 12 horas diarias (les pagan cuatro horas extra más por día) y aun así no dan abasto. “Eso hace que mucha más gente esté en contacto, esté más horas trabajando y transforma todo esto en un combo mucho más explosivo”, recalcó.
En consecuencia, se generó temor y preocupación en la localidad ubicada a tan solo 20 km. al noreste de Concordia. De hecho, el confinamiento general en marzo pasado se cumplió de manera estricta y luego, como en todos lados, se relajaron las normas de distanciamiento. El barbijo era obligatorio solo en el interior de comercios o instituciones, pero muchas veces no se usaba.
Desde ayer, la intendencia impuso el uso obligatorio de tapabocas en la calle. Y modificó el horario de atención y los comercios de venta de alimentos y anexos en todos sus formatos comerciales: kioscos, polirrubros, agencias de Lotería y Quiniela, peluquerías sólo pueden abrir de 8 a 20. En tanto, de 10 a 00 horas, únicamente rotiserías, pizzerías, heladerías, resto bares, locales de comidas preparadas que brinden sus servicios con envíos a domicilio o para retirar (delivery o take away) vía telefónica o web.
Antes, pizzerías y pubs trabajaban a puertas abiertas. De hecho, Mazetto indicó que se veían fotos de los dos últimos fines de semana de 15 personas sentadas en una mesa cuando el máximo permitido eran cuatro.
La buena noticia es que, de los siete casos, dos fueron dadas de alta anoche. Uno de esos casos es el de una enfermera. Pero, como contrapartida, hay 15 personas espetando los resultados de sus hisopados. “Estaban en contacto estrecho con los positivos”, dijo. Por ello, esperan el parte diario de la provincia y no se descarta que aumente el número de casos positivos de La Criolla, perteneciente al departamento Concordia.
En tanto, el acceso a La Criolla está abierto para todos los residentes que acrediten domicilio en el departamento Concordia. En cambio, desde otros departamentos, se les exige el permiso de circulación y se los acompaña en los tramites que realicen. En muchos casos son empleados de empresas arandaneras, como contadores.
