En La Bianca, la línea 9 es motivo de quejas en forma unánime

Graciela, una vecina que estaba sentada en la puerta de un comercio, dijo que: «la 7 está bien, es la que está salvando; la 9 está bastante jodida, bastante deteriorada. Nosotros la queremos como una línea que estuvo desde siempre, desde que nosotros estamos acá”, Hace más de 20 años que Graciela habita en ese barrio.
En referencia a los colectivos pintados de amarillo, Graciela dijo que “se quedan en cualquier lado. Vienen del centro y cuando vos te querés acordar, se queda el colectivo: hay que buscar otro, la gente quiere venirse en cualquier medio”. Si bien admitió que a ella nunca le sucedió, sabe que son hechos que se reproducen a menudo. “Toda la gente que viene acá a veces viene mala porque se queda el colectivo”, señaló.
La vecina solicitó a los propietarios de la línea que inviertan por la necesidad de los vecinos de viajar diariamente en la misma. “A veces vos venís del centro y hay esquinas que hay 30 personas esperando al mediodía; gente que viene de las escuelas, de los trabajos”, explicó. Graciela dijo que no tiene previsto tomar una línea en particular sino que depende del lugar adonde tenga que ir. Pero si tiene que llegar con urgencia al centro, prefiere la 7. “Por las dudas, por los horarios. Por ahí tomás la 9 y no sabes si llega o no”, expresó.
Al lado de Graciela, una joven dijo: “ahí viene el peor de la 9”. Se trataba de un Mercedes Benz 1114, que avanzaba lentamente sobre avenida Neuquén. Sobre la misma avenida, otra vecina solo alcanzó a decir que “mucha gente le pega a la línea pero se olvidan de que siempre se les presta los colectivos para llevar a la hinchada de la Bianca o a la comparsa (Ráfaga)”. Otra mujer se excusó de responder las preguntas y sólo dijo que los choferes “son muy atentos”.
Otra vecina -que prefirió el anonimato porque es la propietaria de un comercio en el barrio y tenía temor de que le pase algo a los vidrios en caso de que alguien se enoje por lo que iba a decir- señaló que la línea 9 es “malísima”. Explicó que a veces “andan tres; la gente se cansa de esperar los colectivos”.
La señora se preguntaba que iba a pasar cuando los chicos comiencen a ir al colegio. “Es la misma situación, todos los años lo mismo. Siempre pasa lo mismo. Dijeron que lo iban a arreglar, que la iban a poner otra línea pero hasta ahora no se ve nada”, expresó. Los problemas más comunes en las unidades son: pinchazos en las ruedas, problemas en la caja de cambios. Cuando se produce algún inconveniente: “si nos queda cerca donde vamos, vamos caminando y sino esperamos el que viene”, dijo la vecina.
Una mujer esperaba sentada que pase algún interno de la línea 7 en la esquina del centro de salud. Al igual que la entrevistada anterior, prefirió el anonimato a la hora de responder sobre el estado de la línea 9. “Es un desastre: se queda por mitad de camino, demoran dos horas más; vienen rotos, te tomas ese y te quedas a la mitad de camino. Hace años que pasa eso y están cada vez peor”, indicó. Hace pocos días, contó que otra vecina “pidió la televisión para quejarse de la línea 9”.
Mientras los minutos avanzaban, la vecina esperaba confiada la llegada del colectivo. “La 7 tiene la frecuencia cada ocho minutos, y la 9 no: por ahí andan bien; por ahí son un desastre”, expresó. De cualquier manera, y a pesar de que el recorrido de la 7 es más largo para llegar al centro, la vecina prefiere tomar un colectivo de esta línea. “Llegan igual, pero perdés más tiempo en esperar el colectivo con la 9”, señaló.
Por Eva Perón, venía caminando Inés con dos bolsas de supermercados. Contó que solo viaja en colectivo cuando tiene que ir al centro a pagar alguna cuenta o a hacer algún mandado. “Generalmente tomo el 9 porque es el más directo pero el servicio que brinda es un desastre. Supuestamente hay tres colectivos, es lo que la gente dice”, expresó la vecina.
Inés señaló que “a veces, la espera es terrible. He esperado tres cuartos de hora pero la gente me ha dicho que una hora reloj ha esperado”. Y los problemas mecánicos se manifiestan en la subida del Colegio San Antonio. “Muchas veces para ahí y muere. A veces los colectiveros les piden a los hombres que empujen; es un desastre”, expresó. “El motor a veces es una humareda impresionante”. A veces, los vecinos “tienen que estar una hora antes para tomar el colectivo” para evitar algún imprevisto mecánico. Las quejas nunca llegan a buen puerto: los oídos de los funcionarios. “No pasa nada; todos hacen oídos sordos; nadie escucha”, expresó Inés.
Sobre Avenida Independencia, Ester esperaba que pase el 9 para subirse. Sólo alcanzó a decir que el servicio tenía varias deficiencias, entre ellas las clásicas roturas en el medio del camino. Al divisar la silueta del colectivo amarrillo recortarse contra la bajada asfáltica, dejó la entrevista de lado y se acercó al borde de la vereda. Evidentemente, tenía cierta prisa. Minutos más tarde, el colectivo estaba detenido en una dársena enfrente del hipermercado y alguien ajustaba algo que se había desprendido del paragolpes delantero.

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