En Gualeguaychú ya no quedan comedores comunitarios

Un artículo publicado por el diario “El Día” remarca que el Vale Alimentarnos, parte del Programa “Comiendo en Familia”, va de la mano de un cambio cultural, por lo que se trabaja desde dos dimensiones simultáneamente: desde lo institucional, para poder construir conjuntamente procesos sociales coordinados, desde todas las áreas municipales, que intervienen en los territorios hacia los cuales llegan estos bonos; y desde lo comunitario a través fortalecimiento de las capacidades existentes y de las familias en el entramado social, con actividades de acompañamiento, capacitación y participación.
En este sentido, las trabajadoras sociales encargadas de ejecutar el programa en cada uno de los territorios, informaron que con la inclusión de los beneficiarios de los comedores comunitarios de Sagrado Corazón, Suburbio Sur y Escuela 90, se ha completado el reemplazo de los mismos por el sistema de vales.
Cabe recordar que ya habían ingresado al nuevo sistema, los vecinos que asistían a los comedores de Villa María, Madres Cuidadoras, MTR, Escuela N° 8, Virgen de la Esperanza y San Francisco.
De este modo, son más de 900 familias las que se integran al sistema en marcha y vuelven a comer en sus hogares.

El sistema

La modalidad de este sistema consiste en la confección de varios tipos de bonos de acuerdo a la cantidad y edad de los miembros del grupo familiar, teniendo en cuenta también si reciben otros recursos alimentarios como dietas especiales por enfermedades. Se extiende un bono por familia, en el que consta nombre y apellido, documento nacional de identidad del titular, y tiene la cantidad de ticket correspondientes al monto total otorgado.
La titular de Desarrollo Social destacó que los vales cuentan con el total apoyo del Centro de Almaceneros y Afines de Gualeguaychú, a la vez que, independientemente de ello se continúan recorriendo todos los comercios que puedan adherirse (despensas, fruterías, verdulerías y carnicerías).
De esta manera, la Municipalidad volcará al mercado minorista una suma mensual de aproximadamente $ 70.000.
Además, la funcionaria comunal remarcó que los vales sólo pueden ser canjeados por comestibles y gas, quedando fuera del alcance las gaseosas, las bebidas alcohólicas, los pañales y los artículos de limpieza, entre otros.

Cambios culturales y ventajas

Para fortalecer el carácter alimentario, el programa es acompañado de una estrategia de educación alimentaria y orientación para la compra de alimentos; elaborándose un concepto de mejor compra de alimentos, traduciendo el conocimiento nutricional en formas prácticas y participativas de comer lo mejor posible al mínimo costo.
El programa contempla la orientación a las familias en el significado de una alimentación variada y con calidad, las mejores combinaciones de alimentos en la mesa familiar, y de compras según el precio de los alimentos, sugerencias de menúes económicos, entre otros.
Desde las áreas municipales a cargo de esta iniciativa, se indicó que la misma promueve un mayor protagonismo y responsabilidad de las madres y las familias en su conjunto en la elección de los alimentos. “Si se vuelve a comer en familia, con alimentos que sus madres pudieron elegir y comprar, se estaría motivando a los padres en el acompañamiento que ellos deben realizar en el desarrollo, la salud y la nutrición de sus hijos”, destacan las asistentes sociales municipales.

Implementar un sistema de bonos es una estrategia con varias ventajas:

• Devuelve dignidad y el derecho, pues les permite elegir y comprar alimentos como cualquier ciudadano y comer en sus casas. Volver a comer en familia, ayudaría a retornar a hábitos y a valores de la comensalidad familiar, perdidos luego de años de concurrencia a los comedores.
• Transparencia a la relación Estado – Sociedad, disminuyendo los espacios de clientelismo.
• Se constituye en una herramienta más operativa, a través de la cual pueden agregarse en el futuro otros beneficios o derechos sociales a los niños y a sus familias.
• Movilidad en el desarrollo económico de la comunidad, se fomentará la compra en los comercios del barrio.
• Genera conciencia sobre derechos y deberes como ciudadanos a través de establecer periodicidad de encuentros donde se generen intercambios y propuestas de acción, donde promuevan otras posibilidades económicas como puede ser: el mejor aprovechamiento de los alimentos, incentivar en la organización de huertas familiares, u otros posibles emprendimientos, etc.

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