“En Gualeguaychú no se podía hablar por los escraches, por las amenazas”, dijo una comerciante

“Los perjuicios no son solamente económicos, son a nivel social, turístico, cultural. Un montón de problemas por este corte bendito”, dijo Garciarena. “Creo que ya su cometido con llegar a La Haya ya está”, añadió.
La vocera del grupo admitió que la ciudad apoyó de entrada el corte porque era “la medida” para llegar al tribunal internacional. “Estamos reclamando por vía legal una solución pero a través de una medida de fuerza ilegal como es un corte de ruta y prolongado tres años y pico. Un corte de ruta es anticonstitucional”, remarcó.
No obstante, la homogeneidad en el apoyo al corte se fue resquebrajando en silencio con el correr del tiempo en la población. “Yo personalmente hace mucho tiempo estaba en contra de lo que es el corte. Pero en Gualeguaychú no se podía hablar por los escraches, por las amenazas”, dijo Garciarena. Por ende, la gente opinaba en disidencia en voz baja. “Hasta que un día dije: se acabó”, indicó. A partir de allí, comenzaron a salir en público ya sea por televisión o convocando a reuniones abiertas. “La gente fue perdiendo el miedo”, dijo.
“Hoy en día tenemos más de 5000 firmas”, dijo la comerciante. Quienes firman “por ahí no se anima a dar la cara pero la firma la da porque está harta del corte”, añadió. Aunque ya no hay escraches, los ambientalistas no dudan en amedrentar o insultar a quienes recogen firmas. “No quieren que la gente firme, quieren confundir a la gente insultando y gritando”, señaló. Hubo dos denuncias policiales al respecto.
La recolección de firmas para presentar en la Defensoría del Pueblo de la Nación continúa. Ayer, en una calle céntrica, lograron reunir 200 adhesiones en una hora y media. La presentación formal en la Defensoría se realizó el 22 de diciembre con más de 200 rúbricas. Garciarena afirmó que el pedido a las autoridades de la Defensoría es vivir en un medio ambiente sano pero también por la libre circulación en las rutas. “No nos paga Botnia como dicen por ahí”, aclaró.
“Se han perdido muchísimos puestos de trabajo en todos los rubros”, consignó. Como ejemplo, citó a los despachantes de Aduana que tuvieron que comenzar a trabajar en Colón o Concordia. También se han cerrado comercios, ha decaído el turismo porque el poder adquisitivo de los visitantes no es el mismo y la temporada de carnaval “no es la mejor”.
Remarcó que su comercio no tiene un interés directo en el arribo de turistas o ciudadanos uruguayos porque vende y alquila trajes de fiesta. “Ningún turista va a venir a buscar un vestido de novia o a alquilar un traje. Yo trabajo con la gente de Gualeguaychú y su zona. Por eso mi lucha es un poco desde la impotencia de ver como Gualeguaychú está quedando como una ciudad al costado de la ruta”, dijo. Y agregó que esperaba que la resolución de La Haya sea “el fin del corte”.

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