Los ediles argumentan en los considerandos que “está demostrado que la explotación de yacimientos no convencionales a través de la metodología ‘experimental’ denominada ‘fractura hidráulica’ conlleva una serie de impactos ambientales, algunos de los cuales aún ni están plenamente caracterizados o comprendidos, entre ellos contaminación atmosférica y de las aguas subterráneas y superficiales, emisión de gases de efecto invernadero (metano), terremotos (sismicidad inducida), contaminación acústica e impactos paisajísticos”.
Entienden además que “el crecimiento no debe estar asociado con la contaminación y la degradación ambiental”, y por lo tanto “surge la necesidad de proteger nuestro medio ambiente de sistemas que atentan contra él como en este caso particular el ‘fracking’ o fractura hidráulica”.
Y destacan que la búsqueda de energías alternativas ambientales sustentables “debería constituirse en objetivo central de los gobiernos y las comunidades, sin tener que agregar mayor contaminación y destrucción a la existente”.
Tras enumerar el impacto negativo del fracking para el agua, el aire y el suelo, los concejales de la primera minoría piden que se declare a la ciudad libre de fractura hidráulica y además “prohibir toda explotación y exploración de hidrocarburos no convencionales o materia orgánica fósil, mediante la utilización de ese sistema o cualquier otra técnica que lo permita”.