En Federación se elabora la primera cerveza de la región de Salto Grande

García especificó que su propósito fue crear un producto autóctono, con identidad, “buscaba algo artesanal para poder desarrollar un emprendimiento aquí en mi ciudad”, expresó sin disimular su expectativa en el desarrollo final del producto.
Para su elaboración trabaja a partir de tres tipos de cebadas malteadas, a las cuales incorpora lúpulo, un producto que distingue a esta bebida en su sabor, para después someter a fermentación y lograr un sabor destacado, al cabo de unos veinte días de procedimientos.
Su creador insistió con que se busca aprovechar el arraigo regional preponderante que tiene la producción de cerveza, “porque si bien es una bebida que se comercializa a grandes escalas, hoy es lo mismo tomar una Quilmas que una Palermo”, de allí que este joven ingeniero federaense orientó su búsqueda por este producto.
En este caso Waldo García no hizo otra cosa que retomar la tradición de sus ancestros (tatarabuelos maternos), de apellido Reissenweber, fundadores de la Colonia Alemana, quienes fabricaban su propia cerveza. “Hay que vender sensaciones”, expresa con entusiasmo el ingeniero que hace año y medio se abocó a realizar cursos de perfeccionamiento en esta materia, para lograr un sabor distinguido.
Aunque se encarga de aclarar que, por ahora, se trata de una experiencia piloto, la bebida se exhibe en algunos locales que venden productos regionales, “el mes que viene, estaría adquiriendo las máquinas y podría empezar a producir a una escala un poco mayor”, dice y adelanta que su meta es proveer el producto en toda la región.
En la presentación ha trabajado la diseñadora gráfica Laura Dri, con el aporte de ideas del propio creador. En la etiqueta, de muy buen diseño, preponderantemente de color negro, exhibe una foto de los abuelos cerveceros que aparecen en una clásica pose de foto antigua.
García tiene planes de instalar choperas en comedores y bares, “para venderla tipo dispenser”, puntualiza mientras aclara que esta presentación, en realidad, es el primer estilo, cuyo nombre es: “Heinrich”, cuya nominación es un reconocimiento a Heinrich Reissenwer, “que fue el primer alemán con ese apellido que vino a esta región”.
Para Waldo el emprendimiento es un homenaje a la familia de su madre, quienes tuvieron la iniciativa que hoy lo estimula, como creador, a darle a Federación su primer cerveza.

La comercialización
En este aspecto, García se preocupa en informar que en estos momentos se encuentra ocupado en la tarea de cumplir con los trámites legales, “quiero tener todo en regla, lo que pasa es que tuvo buena repercusión, el producto anda bien y ahora voy a fijar las pautas de comercialización, aunque ya hay locales que las estas ofreciendo”, comenta.
El desafío de Waldo es lograr mayor cantidad de producción, “cuando pueda mantener los stock, que es bastante complicado, además quiero tener todo en regla en la parte impositiva y bromatológica”, señala como un aspecto fundamental para la provisión de la bebida en lo venidero, “de todas maneras la idea es industrializar, pero siempre guardando la esencia de lo artesanal”, remarca.
En cuanto a la composición y las diferencias que se pueden apreciar, el ingeniero establece que la presentación y el sabor son distintos, “esta cerveza tiene una fermentación natural, hechas por las propias levaduras, no tiene inyección de dióxido de carbono, eso genera una sensación diferente, una espuma diferente, un gas diferente, tiene más cuerpo, más sabor y un aroma más intenso y un poquito más de alcohol”.

El proceso

Al hablar de las etapas procesamiento para lograr una buena “Henrich”, el ingeniero explica, “se trata de una maceración, que es fundamental, porque allí le voy dando el cuerpo y la cantidad de alcohol que va a tener al final”.
La clave de la obtención está en la maceración, consistente en la extracción de los azúcares de las maltas, “se la somete a diferentes temperaturas, que van de los 50 a los 70 grados, por un proceso enzimático el almidón que posee la malta se transforma en azúcares, que son los metabolitos que comen las levaduras para formar el alcohol”.
Con posterior cocción, la cebada malteada es sometida a ebullición, extendido a 60 a 90 minutas, “con el agregado del lúpulo, que es una flor, las que hay nacionales e importadas, las que le da el amargor, el sabor y el aroma”, explica mientras señala que los porcentajes de lúpulos son los que establecen el estilo de la cerveza.
El procedimiento lleva unos veinte días para la elaboración final, ya que se incorporan coagulantes para aclarar los turbios, “se extrae eso que se llama mosto y se lo enfría rápidamente en una serpentina y se incorpora a un fermentador”.
La parte final corresponde al envasado y a un proceso de maduración que demanda unos cinco días a diez días más, tras lo cual queda lista para el consumo.

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