CONCORDIA Y EL USO ABUSIVO DE AGROTÓXICOS EN EL ARÁNDANO
Su autor, el periodista y escritor Patricio Eleisegui, considera que lo que se publica en el libro “son cosas, en parte, sabidas y conocidas en Concordia, lo del trabajo esclavo e infantil, como el uso irregular y abusivo de agroquímicos, y que nadie controla. Sé que es un problema ríspido pero es necesario poner el foco, para esto es nuestra profesión como periodistas. Por más que la economía del lugar gire en torno al arándano, es un problema denso que ya no se puede omitir. Y son tantas las irregularidades que es imposible no exponerlas y denunciarlas”.
Explica Eleisegui que para la gestación del arándano: “Hay una batería de productos químicos que se usan cuando en realidad no deberían pasar de la docena, que es lo que establece SENASA; y en Concordia se pueden ubicar más de treinta químicos que se utilizan para producir el arándano”.
Subraya que “al arándano por más que se lo presente como una fruta natural que tiene muchas bondades para la salud, lo cierto es que tiene un proceso de producción ligada estrechamente al uso de químicos y hormonas que le dan un frío a la planta; un montón de compuestos que uno desconoce, los más conocidos son los que se aplican a la soja, como el glifosato. Sin embargo en Concordia se da la utilización de Ethrel, no está registrado por SENASA, también hay productos que entran por contrabando como el Dormex. Después hay otros productos como el Furadan que se utiliza para el tabaco, y que tiene una toxicidad muy fuerte”.
“LAS ENFERMEDADES CADA VEZ SON MÁS DIFICILES DE OCULTAR”
El escritor del “Fruto de la Desgracia” remarca que “el tema de Concordia, es que todos saben lo que está pasando con los químicos y lo que genera en la salud, y el caso más notorio es Mario Lovatto que tiene problemas con la salud de sus hijos y presenta más de 100 lipomas en el cuerpo. Él trabajó toda la vida con los agroquímicos, por ende hay un conocimiento de lo que pasa”.
El disparador del libro fue la dramática situación sanitaria de Edgardo Ferreyra: “Ahí es donde empieza la investigación, yo tomó contacto con algunos medios de Federación que me acercan el contacto y así logro dar con Ferreyra en dos oportunidades. Allí me cuenta que trabajaba hacia años en Blueberries y que ahora ya no podía debido a la enfermedad que tenía; y contó que en una oportunidad habían caído piedras que afectaron la fruta. Entonces la empresa había recurrido a una gran cantidad de químicos para tratar de no perder el arándano para la exportación. Esto conlleva a que a muchos empleados la empresa les diera de comer esta fruta, y Ferreyra vinculaba directamente su cáncer a este arándano contaminado”.
Destaca que “las prácticas de control son estrictas para el mercado europeo y norteamericano, pero para el mercado interno no existen las mismas. Y el mismo Mario Lovatto lo reconoce, alegando que cuando había que fumigar en determinados lotes, le decían que lo haga sin problemas ya que eran para el mercado interno. Esto deja a las claras que en lo que hace al arándano de exportación se trata de acotar el uso de químicos, mientras que lo que queda acá viene acompañado por agroquímicos que no necesariamente están habilitados”.
ENTRE RÍOS Y EL “LIBERTINAJE LEGAL”
Eleisegui autor también del libro “Envenenados”, -con el cual viajó por Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, provincias que son núcleos de monocultivos de soja transgénica y de aplicaciones químicas-, se explaya ante nuestra pregunta, por las diferencias que encontró:
“Las diferencias son la conflictividad social y la visibilidad de los temas. En Córdoba o Santa Fe hay una concientización y grado de discusión muy elevado. En el caso de Entre Ríos es que no tiene reglas. Y en definitiva cuando no hay reglas, quiere decir que hay un par de actores que operan de tal manera para que esas reglas no existan. En Entre Ríos hay un libertinaje legal que fomenta las empresas para hacer lo que quieran; concretamente para que no haya una prescripción en términos de normativas, ya que en cuanto se empiece regular un poco, las empresas comienzan a buscar otros lugares, se empiezan a mover. Hoy los pooles de siembra están en retirada en Entre Ríos, pero eso tiene que ver por las cuestiones de política macroeconómica.
Entre Ríos fue un lugar donde se hacía lo que quería; hoy vemos los detalles de los productos que se han utilizado en todo estos años, que tienen un grado de toxicidad enorme y que están prohibidos en muchos países, de aquí los casos de enfermedad que han aparecido en este último tiempo vinculados directamente al uso de agroquímicos.
En Entre Ríos, de manera gradual, el problema ha ido ganando espacio en la agenda de los medios, eso destaca y también pone en evidencia que el problema ya es grave, como el caso de San Salvador”.
SAN SALVADOR Y LA NATURALIZACIÓN QUÍMICA
En cuanto a la realidad de Entre Ríos, Eleisegui argumenta que “los niveles de complicación sanitaria son cada más elevados, hoy tenemos casos de cáncer como nunca antes, cualquiera tiene una alergia, hay casos de malformaciones, de abortos espontáneos, basta ver lo que pasa en San Salvador. Y todo esto tiene una relación directa con el esquema de producción; el tema es que no hay decisión política y menos empresarial.
Se ha naturalizado que la única manera de producir sea con químicos, lo cual nos coloca en una situación difícil, porque está consolidado y en términos de negocios te permite bajar los costos y tener un volumen de producción importante”.
CONCLUSIÓN
Eleisegui concluye de forma realista ante una perspectiva de cambio o solución: “Yo no veo una salida inmediata hacia otro tipo de modelo, a no ser que suceda esto que se está empezando a denunciar cada vez con más fuerza y conciencia, y es que ese consumo de productos que son tratados con agroquímicos, necesariamente está teniendo un impacto negativo en la salud de las personas, y al mismo tiempo, la práctica de producción es nociva para la población que vive cerca de los campos. Eso mismo va a generar en algún momento la necesidad en términos fuertes de legislaciones nacionales para esta cuestión, porque ya que las enfermedades cada vez son más difíciles de ocultar y los niveles de cáncer son cada vez más elevados, y tienen un vínculo directo con esta forma de producir. Y aquí insisto, esta práctica con químicos es redituable para el empresariado pero no para la salud de la población”.
*El libro “Fruto de la Desgracia” se publicó en Concordia por intermedio de la editorial Panza Verde, dirigida por Rubén Bitz. El mismo se distribuye a través de la editorial ubicada en Alvear 1167, departamento 4.