Justamente, el problema era que los planos de obra habían sido realizados por estudios de arquitectura privados. “Con justa razón los arquitectos querían cobrar pero Arquitectura no podía pagar un trabajo hecho por arquitectos privados cuando Arquitectura tiene un montón de arquitectos pagados por la provincia: sería una malversación de fondos”, dijo Martínez.
La obra apunta a mejorar los consultorios y dividir al hospital en dos partes: psiquiatría por un lado, que tendrá su ingreso propio por calle Urquiza, y el resto de los servicios por el otro.
En la parte de psiquiatría habrá consultorios y espacios verdes para recreación y terapia. “Más el reacondicionamiento de las habitaciones y de la parte eléctrica”, expresó. Incluso, se gestiona la obra de gas natural. “Es otra cosa muy importante que sería una gran obra para el hospital”, expresó.
Martínez indicó que en la parte de psiquiatría hay problemas con la provisión de agua. “La presión de las canillas es muy poca. Es cierto pero les digo que no estoy en condiciones de hacer una reparación porque dentro de dos o tres meses tengo que romper todo y esa plata la hubiese podido utilizar para otra cosa”, indicó. El titular del nosocomio aseguró que la presión es muy baja debido a que las tuberías de plomo están casi tapadas de sarro.
En cuanto al funcionamiento del servicio de Salud Mental, Martínez mencionó que debió hacer frente a un gasto importante en cuerina porque tiene un gran consumo de colchones. “Hay mucha gente que no controla esfínteres, se orina en la cama, y son colchones que se arruinan. Por eso decidimos forrarlos con cuerina o con plástico para que no me arruine los colchones porque hay que estar lavándolos continuamente”, sostuvo.